2. Es verdad que cada uno prefiere obrar a su antojo y
que elije las personas que opinan como él. Pero si queremos que Dios esté entre
nosotros, es necesario abandonar a veces nuestro parecer por amor a la paz.
¿ Hay
persona tan docta que lo sepa todo? No debes, pues confiar demasiado en tus
impresiones, sino escuchar atentamente también la opinión de los demás. Aunque
tu punto de vista fuera exacto, si, por amor a Dios, lo abandonas para seguir
el ajeno, sacarás mucho provecho para tu alma.
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