¡Queridos
hijos! Con alegría también hoy
los invito a abrir sus corazones y a escuchar mi llamado. Yo deseo acercarlos
de nuevo a mi Corazón Inmaculado, donde encontrarán refugio y paz. Ábranse a la
oración, hasta que ésta se convierta en alegría para ustedes. A través de la
oración, el Altísimo les dará abundancia de gracia y ustedes llegarán a ser mis
manos extendidas en este mundo inquieto que anhela la paz. Hijitos, testimonien
la fe con sus vidas y oren para que la fe crezca en sus corazones día tras día.
Yo estoy con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
Brevemente tomamos las ideas fuertes del
mensaje de la Virgen María en este mes del día 25 de enero. En la sencillez de sus
palabras encontramos la importancia de prestar atención a los verbos utilizados por la Virgen en cada
oración en su mensaje y de tener en cuenta cada parte de él:
· * Los invito a abrir
sus corazones y a escuchar mi
llamado.
· * Yo deseo acercarlos de
nuevo a mi Corazón Inmaculado, donde encontrarán
refugio y paz.
· * Ábranse a la oración, hasta
que ésta se convierta en alegría para ustedes.
· * A través de la oración, el Altísimo les dará abundancia de gracia y ustedes llegarán a ser mis manos extendidas en este mundo inquieto que
anhela la paz.
· * Hijitos, testimonien
la fe con sus vidas y oren para que
la fe crezca en sus corazones día
tras día.
· * Yo estoy con ustedes.
La Virgen nos habla de apertura de
corazón, el corazón es la puerta por el cual permitimos a Dios, a Jesús, a la
Virgen entrar en nuestra alma, esta apertura se produce a través de nuestra
voluntad de aceptación de aquello que Dios nos pide a cada uno. A través de las
palabras sencillas de María escuchamos su llamado que nos insta a responder a él, así
como ella misma fue capaz de aceptar la misión que le fue confiada en la
Anunciación, pues su corazón estaba dispuesto y abierto a la voluntad de Dios
sobre ella.
En qué consiste la invitación, el llamado
que nos hace la Virgen María por el cual nos expresa la voluntad de Dios y de
Jesús para con nuestras vidas. Ella misma lo expresa: desea acercarnos a su Corazón Inmaculado.
Nuestra Madre
repetidas veces ha dicho en otros de sus mensajes, que su Corazón Inmaculado es
el Arca de la Nueva Alianza para
estos tiempos, el lugar donde sus hijos encontrarán refugio, protección y sobre
todo paz.
Rubbio (Vicenza), 30
de julio de 1986.
Arca
de la Nueva Alianza.
«Hijos predilectos, Yo os llevo cada día
por el camino hacia la perfecta imitación de mi Hijo Jesús.
Sólo así podréis ser
hoy una señal de alegría y de consolación para todos.
Estos son los años dolorosos de la
prueba. Ésta os ha sido ya preanunciada por Mí de tantos modos y con muchas
señales.
Pero, ¿quién me cree?,
¡quién me escucha? ¿quién se empeña de verdad de cambiar de vida?
Dos son las espadas que atraviesan mi
Corazón de Madre. Por una parte veo el gran peligro que corréis, porque el
castigo está ya a la puerta; y por otra veo vuestra incapacidad para creerme y
aceptar las invitaciones a la conversión, que Yo os doy, para que podáis
eludirlo.
Ahora me dirijo todavía a vosotros, mis
predilectos e hijos a Mí consagrados, y os invito a levantaros, sobre este
mundo, de vuestras diarias preocupaciones, de los desordenados apegos a las
criaturas y a vosotros mismos, de la mediocridad y de la tibieza, de una aridez
más vasta cada día.
Entrad en el refugio, que la Madre
celestial os ha preparado para vustra salvación para que podáis pasar a salvo
en mi Corazón Inmaculado los días terribles de la gran tempestad, que ya ha
llegado.
Este es el momento de refugiaros todos en
Mí, porque Yo soy el arca de la Nueva Alianza.
“En los tiempos de Noe, inmediatamente
antes del diluvio, entraban en el Arca aquellos que el Señor destinaba a
sobrevivir a su terrible castigo. En vuestros tiempos Yo invito a todos mis
hijos a entrar en el Arca de la Nueva Alianza, que Yo he construido en mi
Corazón Inmaculado, para ser ayudados por Mí a sobrellevar el peso sangriento
de la gran prueba, que precede a la llegada del día del Señor”.
No miréis a otra parte. Sucede hoy como
en el tiempo del diluvio y nadie piensa en lo que os espera.
Todos
están muy ocupados en pensar solamente en sí mismos, en los propios intereses
terrenales, en el placer, en el satisfacer de todo modos sus pasiones
desordenadas.
¡Incluso en la Iglesia,
qué pocos son los que se preocupan de mis llamadas maternales tan dolorosas!
Al menos vosotros, mis predilectos,
debéis escucharme y seguirme. Entonces
por medio de vosotros, Yo puedo llamar a todos a entrar lo más pronto en el
Arca de la Nueva Alianza y de la salvación, que mi Corazón Inmaculado os ha
preparado para estos tiempos del castigo.
Aquí estaréis en paz y podréis convertiros
en señales de mi paz y mi maternal consolación para todos mis pobres hijos. »
Continuamente nos pide
que nos abramos a la oración, ya que es el modo en que podemos estar abiertos a
la influencia de Jesús y de María y así mismo conocer cuál es la voluntad de
ellos para con cada uno de nosotros.
En otro mensaje, esta
vez dado en Medjugorje en 1987 nuestra Madre nos decía:
"Hijitos, ¡acuérdense!, el único modo de
estar siempre conmigo y de conocer la voluntad del Padre es orando. Es por ello
que aún los estoy llamando. No dejen mis llamados sin respuesta. Sigan orando a
pesar de todo y entenderán la voluntad del Padre y su Amor.
Hijos queridos, cuando Dios llama a los
hombres es verdaderamente algo grande. ¡Piensen cuán triste sería dejar pasar
estas ocasiones que Dios les otorga sin hacer caso! Entonces no dejen para
mañana o para pasado mañana. Díganle ahora sí a Jesús. Y que ese sí sea para
siempre." (16/5/87).
Nuestra respuesta es condición para que
esto que nos pide la Virgen sea llevado a cabo: ser su manos extendidas en el
mundo. Desde siempre Dios nos ha llamado a través de Jesús a ser
evangelizadores, a ser mensajeros de la Buena Nueva, ser mensajeros de paz. Jesús
es la cabeza del Cuerpo Místico que es la Iglesia en su conjunto y nosotros
somos su miembros, concretamente sus manos, para llegar a todo el mundo, pues
Dios quiere la salvación de todos. Para ello es necesario estar unidos a Jesús,
por medio de la oración y de los sacramentos por los cuales recibimos su gracia,
sino nuestra actividad será en vano y no dará los frutos que Dios quiere.
Nuestro Papa nos llama a ser parte de
esta Nueva Evangelización, en el ámbito cotidiano donde nos movemos, dando
testimonio con nuestra propia vida, así como nos pide en este mensaje nuestra Madre.
Y es que el cristiano debe ser tal durante las 24 horas de cada jornada y a lo
largo de toda su existencia.
Para que el cristiano pueda llegar
adelante esta misión debe alimentar continuamente su fe, esto es vital. En estos
tiempos corremos el riesgo de desalentarnos frente a lo que acontece todos los
días y de perder algo valioso y por demás precioso como lo es el don de la fe. Y si perdemos la fe, perdemos el sentido último
de nuestra propia vida, que es el encuentro definitivo con Cristo, cerrándonos
a aquello que Dios quiere obrar en nosotros.
Finalmente Nuestra Madre nos ratifica, como siempre, que ella está con nosotros, no estamos solos en esta tarea pero si queremos su protección nesitamos entrar en ese Arca: su Corazón Inmaculado. Para ello debemos consagrarnos a su Corazón. Esta es una decisión importante y seria pero necesaria para nuestro tiempo.
Pero ¿qué es "consagrarse"' , es darse a Jesús por manos de María para pertenecerle para siempre, somos suyos por entero. Para esto debemos entregar nuestro corazón, abrirlo a Nuestra Madre con humildad y con amor y ella lo recibirá con alegría y lo entregará a Jesús. Es lo mejor que podemos hacer con nuestra vida.
Nuestra Madre, en otro mensaje dado en Medjugorje, decía:
"Conságrense al Corazón Inmaculado. Entréguense completamente. Yo los protegeré. Oraré al Espíritu Santo. Ustedes también récenle."
En el próximo post dejaré oraciones de consagración al Corazón Inmaculado.
No lo duden, entréguenle sus corazones a nuestra Madre. Nadie mejor que ella puede darnos la ayuda y protección en estos tiempos de apostasía y de incertidumbre. Ella sabe lo que nos conviene y siempre nos lleva por el camino de la conversión y de la aceptación de la voluntad de Dios en nosotros.
Fuente:
- Mensajeros de la Reina de la Paz
- A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen
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