domingo, 17 de marzo de 2013

Domingo 5° de Cuaresma Ciclo C 17-03-13

Contra quién apuntamos el dedo 


              Hoy escuchamos el relato de la pasión del Señor. También lo escucharemos el Viernes Santo. Y seguramente algo sentiremos en nuestro interior: compasión por los sufrimientos de Jesús y María, indignación por las falsas acusaciones y la injusticia de los tribunales, lástima porque vemos que alrededor de Jesús hay quienes siguen el ritmo de sus pequeñas cosas como si nada… Así escuchamos y vivimos la Pasión como la mujeres de Jerusalén: se acercan a Jesús para expresar su dolor por la situación de él… y lo que ven a su alrededor. Participan en el drama que se desarrolla en la ciudad y hacen su parte dignamente. El Señor les responde con un cariñoso reproche: “No lloren por mí, lloren más bien por ustedes y por sus hijos”. Otras son las lágrimas de Pedro, que explota en llanto después de recibir una penetrante mirada del Señor. No llora por Jesús ni por las injusticias que ve que se están cometiendo. No siente indignación ninguna. Pedro llora por sí mismo, por su actitud, por haberlo negado tres veces, por el quiebre culpable de su relación con Jesús. Llora por sus culpas y no por las del prójimo ni por la situación que lo conmueve. Podemos imaginar que, con la mirada, Jesús y Pedro se dijeron muchas cosas que ni las palabras pueden expresar. Y las lágrimas de Pedro son la repuesta. Jesús fue al Calvario por personas como Pedro. Junto con él, podemos poner al que la tradición llama Dimas, el buen ladrón. También él lloró por sí mismo, mientras su compañero, condenado como él, sostenía que todos estaban equivocados menos él; y pedía y exigía una liberación milagrosa e inmediata. Hoy comenzamos la Semana Santa. Podemos vivirla como espectadores sensibilizados, hasta podemos participar de las diversas misas y funciones… Pero dejemos que el Señor nos mire, y miremos nuestro interior. Si descubrimos que tenemos razones para llorar… estaremos en el buen camino de encontrarnos con él.
P. Aderico Dolzani, ssp.
LECTURA
Is 43, 16-21

Así habla el Señor: el que abrió un camino a través del mar y un sendero entre las aguas impetuosas; el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se consumieron como una mecha. No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. Me glorificarán las fieras salvajes, los chacales y los avestruces; porque haré brotar agua en el desierto y ríos en la estepa, para dar de beber a mi Pueblo, mi elegido, el pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 125, 1-6

¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones. 

Hasta los mismos paganos decían:
"¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!".
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría! 

¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones. 

El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas. 

SEGUNDA LECTURA
Flp 3, 8-14

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.

Hermanos: Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia ?la que procede de la Ley? sino con aquélla que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos. Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Jn 8, 1-11

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?". Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: "Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra". E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?". Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno ?le dijo Jesús?. Vete, no peques más en adelante".

Palabra del Señor.


Primer Ángelus de Francisco: Dios no se cansa nunca de perdonar. 17-03-13

    El Papa Francisco rezó su primer Ángelus, ante una multitud que abarrotaba la Plaza de San Pedro que quería recibir y escuchar al Papa, les habló, tomando el evangelio del día (Jesús y la adúltera), de la misericordia divina. “El rostro de Dios –dijo a los presentes– es el de un padre que no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”. 

              El Pontífice utilizó papeles pero también improvisó y habló al mundo del perdón y la misericordia. 



              “Buenos días, después del primer encuentro hoy puedo dirigir mi saludo a todos y estoy feliz de poderlo hacer el domingo. Es muy hermoso poder encontrarnos los domingos, en esta plaza, la plaza del mundo”, comenzó el Papa. 

              En este sentido, Francisco habló del Evangelio de hoy, el de la mujer adúltera. “Llama la atención la actitud de Jesús. No hay palabras de desprecio y de condena sino de amor y misericordia que invitan a la conversión”. 



              Por ello, dijo que “el rostro de Dios es el de un padre misericordioso que tiene siempre paciencia”. Además, quiso preguntar a los allí presentes: ¿han pensado en la paciencia que Dios tiene con nosotros? ¿Y en su misericordia? 

              Distendido y cercano, el Papa volvió a dejar de lado el discurso escrito, al poco de empezar a leerlo: “en estos días de cónclave pude leer un libro del cardenal Kasper sobre la misericordia de Dios. Este libro me hizo mucho bien. ¡Pero no crean que hago publicidad a los libros de mis cardenales”, bromeó. 

             “La misericordia hace al mundo menos frío y más justo”, continuó el Papa. “Recuerdo, recién nombrado obispo, en 1992, llegó a Buenos Aires Nuestra Señora la Virgen de Fátima, y se hizo una gran Misa. Yo fui a confesar y, al final, cuando me iba, vino a mí una anciana muy humilde y muy anciana, tendría más de ochenta años”. 

               “Yo la miré y le dije, ‘Abuela, ¿quiere confesarse?’ ‘Sí’, me dijo ella. ‘Pero si no ha pecado’. ‘Todos hemos pecado’, me contestó. ‘¿Pero el Señor perdona todo?’, le pregunté. ‘Si el Señor no perdonara todo, el mundo desaparecería’, contestó. Me entraron ganas de decirle: ‘¿Ha estudiado usted en la Gregoriana?’”, bromeó el Papa. 

               Antes de iniciar el rezo del Ángelus indicó a los miles de fieles allí congregados que “tenemos que aprender a ser misericordiosos. Y por eso vamos a pedir la intercesión de la Virgen, que ha tenido en sus brazos a la misericordia hecha hombre”


Fuente:




No hay comentarios :

Publicar un comentario