Con gran expectación, pocos minutos más de las 16, hora Argentina, 20 horas de Roma, finalmente la Iglesia y el mundo pudo conocer al sucesor de Su Santidad Benedicto XVI, erigida en la persona del cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, quien ahora, adoptando el nombre de Francisco (por San Francisco de Asís) tiene la gran y difícil responsabilidad de llevar adelante el gobierno de la Iglesia como Vicario de Cristo, con todo lo que eso requiere en los tiempos que corren.
Les dejo aquí sus primeras palabras. Recemos mucho por el Santo Padre, el futuro de la Iglesia y por que su misión Pontificia se vea en todo momento asistida por la luz del Espíritu Santo.
Les dejo aquí sus primeras palabras. Recemos mucho por el Santo Padre, el futuro de la Iglesia y por que su misión Pontificia se vea en todo momento asistida por la luz del Espíritu Santo.
FRANCISCUS
13 de marzo de 2013
Annuntio vobis gaudium magnum;
habemus Papam:
habemus Papam:
Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum,
Dominum Georgium Marium
Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio
qui sibi nomen imposuit Franciscum
Felicitaciones al Santo Padre
Bendición
Urbi et Orbi:
Hermanos y hermanas, buenas
tardes.
Sabéis que el deber del
cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a
buscarlo casi al fin del mundo..., pero aquí estamos. Os agradezco la acogida.
La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera
rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él,
para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.
Y ahora, comenzamos este
camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que
preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor,
de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro.
Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este
camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal
Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad
tan hermosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un
favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para
el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su
Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí....
Ahora daré la Bendición a
vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
(Bendición).
Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por
vuestra acogida. Rezad por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana
quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y
que descanséis.
Fuente: La Santa Sede
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