lunes, 1 de julio de 2013

El Inmaculado Corazón de María Ciclo C 8-06-13

LECTURA
Is 61, 9-11

Lectura del libro de Isaías.

          La descendencia de mi pueblo será conocida entre las naciones, y sus vástagos en medio de los pueblos: todos los que los vean reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor. Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas. Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.

Palabra de Dios.

Comentario
El pueblo de Dios, y María ?su expresión más acabada? cantamos lo que Dios ha hecho en nosotros. Estamos de fiesta, adornados, porque el Señor nos ha regalado la justicia y su amor. Y eso es para siempre.

SALMO
1Sam 2, 1. 4-8

Mi corazón se regocija en el Señor, mi salvador.

Mi corazón se regocija en el Señor, 
tengo la frente erguida gracias a mi Dios. 
Mi boca se ríe de mis enemigos, 
porque tu salvación me ha llenado de alegría. 

El arco de los valientes se ha quebrado, 
y los vacilantes se ciñen de vigor; 
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan, 
y los hambrientos dejan de fatigarse; 
la mujer estéril da a luz siete veces, 
y la madre de muchos hijos se marchita.

El Señor da la muerte y la vida, 
hunde en el abismo y levanta de él. 
El Señor da la pobreza y la riqueza, 
humilla y también enaltece. 

Él levanta del polvo al desvalido 
y alza al pobre de la miseria, 
para hacerlos sentar con los príncipes 
y darles en herencia un trono de gloria. 

EVANGELIO
Lc 2, 41-51

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

          Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y, acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el templo en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

Palabra del Señor.

Comentario
Hay momentos en que hay que tomar decisiones, y no siempre son bien comprendidas, o aceptadas inmediatamente por el entorno. Jesús tuvo que atravesar también esos momentos. Y estas decisiones afectaron tanto a su padre como a su madre. Pero ellos buscaban el Reino, y en medio de las incomprensiones, ponían su corazón en manos del Padre.

          Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: "Hijo mío, ya es hora de pagarle lo convenido a tu compañero, agregando incluso algo más". Tobías llamó a su compañero y le dijo: "Toma en pago la mitad de lo que has traído, y vete en paz". Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: "Bendigan a Dios, y celébrenlo delante de todos los vivientes por los bienes que él les ha concedido, para que todos bendigan y alaben su Nombre. Hagan conocer debidamente a todos los hombres las obras de Dios y nunca dejen de celebrarlo. Es bueno mantener oculto el secreto del rey, pero las obras de Dios hay que revelarlas y publicarlas como es debido. Practiquen el bien, y así el mal nunca los dañará. La oración con el ayuno y la limosna con la justicia valen más que la riqueza con la iniquidad. Vale más hacer limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de una larga vida. Los que pecan y practican la injusticia son enemigos de su propia vida. Voy a decirles toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les dije que es bueno mantener oculto el secreto del rey y revelar dignamente las obras de Dios. Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor; y lo mismo cuando tú enterrabas a los muertos. Cuando no dudabas en levantarte de la mesa, dejando la comida para ir a sepultar un cadáver, yo fui enviado para ponerte a prueba. Pero Dios también me envió para sanarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia. Por eso, bendigan al Señor sobre la tierra y celebren a Dios. Ahora subo a Aquel que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido". Y en seguida se elevó.

Asombro y custodia: Leer la vida con la Palabra de Dios. El Papa el sábado en Santa Marta

          Aprendamos, como María, a recibir y a custodiar la Palabra de Dios. Fue la invitación que el Papa Francisco formuló en la Misa en la Casa de Santa Marta este sábado 8 de junio, memoria del Corazón Inmaculado de la Beata Virgen María. El Papa subrayó que María leía la vida con la Palabra de Dios y esto justamente significa custodiar. En la Misa de hoy participó un grupo de colaboradores de Caritas Internationalis, acompañados por el secretario general, Michel Roy. 


           Asombro y custodia: el Papa desarrolló su homilía de hoy partiendo de este binomio. La ocasión la ofreció el Evangelio del día, que narra del asombro de los maestros de la Ley en el Templo en el escuchar a Jesús y en el guardar de María, en su corazón, la Palabra de Dios. El asombro, observó el Pontífice, “es más del gozo: es un momento en el que la Palabra de Dios viene, es sembrada en nuestro corazón”. Pero, advirtió, “no se puede vivir siempre en el asombro”, esto de hecho va llevado “en la vida con la custodia”. Y es precisamente lo que hace María, de la que se dice que se “maravilló” y custodió la “Palabra de Dios”: