miércoles, 29 de mayo de 2013

Novena al Sagrado Corazón de Jesús (Rezada por San Pío de Pietrelcina)


           La presente novena la rezaba todos los días el Padre Pío de Pietrelcina al Sagrado Corazón de Jesús por todos aquellos que se encomendaban a sus oraciones. Los fieles, por consiguiente, están invitados a recitarla para unirse espiritualmente a la oración del Padre Pío.


1.- ¡Oh Jesús mío! Tú que dijiste “En verdad os digo: pedid y obtendréis, buscad y encontraréis, golpead y se os abrirá”, he aquí que yo golpeo, yo busco, yo pido la gracia de …..

PadreNuestro, AveMaría, Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío y espero.

lunes, 27 de mayo de 2013

Solemnidad de la Santísima Trinidad Ciclo C 26-05-13

PRIMERA LECTURA
Prov 8, 22-31

Lectura del libro de los Proverbios.

Dice la Sabiduría de Dios: "El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre. Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas. Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací, cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo. Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano, cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano, cuando fijaba su límite al mar para que sus aguas no desbordaran, cuando afirmaba los cimientos de la tierra, yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo, recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 8, 4-9

¡Señor, nuestro Dios, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides? 

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies. 

Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas. 

SEGUNDA LECTURA
Rom 5, 1-5

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Jn 16, 12-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.

Palabra del Señor

Alocución del Papa en italiano, antes del rezo mariano del Ángelus.

RV-jesuita Guillermo Ortíz.- Reconozcamos que Dios no es algo vago y abstracto, tiene un nombre: “Dios es amor”, afirmó el Obispo de Roma en su reflexión previa a la oración mariana dominical del ángelus, en la Plaza de San Pedro colmada de multitud de peregrinos.
No es un amor sentimental emotivo. La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con que Dios mismo se ha revelado, caminando con la humanidad, y sobretodo en Jesús de Nazaret. “Jesús es el Hijo que nos ha hecho conocer al Padre Misericordioso y ha traído sobre la tierra su “fuego”, el Espíritu Santo”.
Francisco concluyó afirmando que hoy alabamos a Dios por Él mismo, por su inmensa Gloria, agradeciendo porque es amor, y porque nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la vida eterna.

domingo, 26 de mayo de 2013

Mensaje de María Reina de la Paz 25-05-13



          “¡Queridos hijos! Hoy los invito a ser fuertes y decididos en la fe y en la oración, hasta que sus oraciones sean tan fuertes que abran el Corazón de mi amado Hijo Jesús. Oren hijitos, oren sin cesar hasta que vuestro corazón se abra al amor de Dios. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes y oro por su conversión. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

Fuente: Rosas para la Gospa

Catequesis del miércoles 22 de mayo: “Ser testigos valientes del Evangelio”

Papa Francisco ha dedicado la catequesis de la audiencia general de los miércoles al Espíritu Santo, “sin el cual -ha dicho el Papa- la Iglesia no podría vivir y realizar la misión que Jesús nos ha confiado de ir y hacer discípulos de todas las naciones. Esta misión no es sólo de algunos, sino la mía, la tuya, la nuestra. Todos deben ser evangelizadores, sobre todo con la propia vida. Para ello es necesario abrirse sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu Santo hizo salir de sí mismos a los Apóstoles y los transformó en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno entendía en su propia lengua. Este es un primer efecto importante de la acción del Espíritu Santo, la unidad, la comunión”.
“La confusión de las lenguas, como en Babel, queda superada, porque ahora reina la apertura a Dios y a los demás, y lleva al anuncio de la Palabra de Dios con un lenguaje que todos entienden, el del amor que el Espíritu derrama en los corazones”. “¿Yo qué hago en mi vida?, -ha dicho el Papa dirigiéndose a los presentes- ¿creo unidad al rededor de mi o divido, con la charla, la crítica, la envidia?. ¿Qué debo hacer?. Pensemos en esto”.

domingo, 19 de mayo de 2013

Solemnidad de Pentecostés Ciclo C 19-05-13


Un misterio llamado Iglesia
La fiesta de Pentecostés cierra el ciclo pascual. En este día, la comunidad de los primeros creyentes, apóstoles, discípulos, las mujeres que acompañaban a Jesús (entre ellas, María, la madre del Señor), recibieron al Espíritu Santo. Desde entonces, Dios mismo vino a habitar  entre nosotros. El Señor les dio el poder de perdonar los pecados. Para ellos fue como comenzar de nuevo, como criaturas diferentes, recién creadas por Dios. Así comenzó la historia con Adán y Eva. Así comenzó nuestra Iglesia: toda pura. La fuerza del Espíritu no nos convierte automáticamente en santos y perfectos. Continuamos con nuestras debilidades y tentaciones, pero con la posibilidad de perdonar y ser perdonados. Esa es la fuerza que hace que la Iglesia, la comunidad de los creyentes, sea siempre joven, dinámica y que supere crisis, escándalos, dificultades y problemas que parecen invencibles. Es así desde hace más de 2000 años. Cuando escuchamos la palabra “iglesia”, inmediatamente pensamos en edificios muy lindos, grandes o chicos. 
         Pero no hay en el mundo templo más hermoso que la persona humana, de cualquier raza y condición, porque en cada uno habita el Espíritu Santo. Este es el gran misterio y el gozo de Pentecostés: el envío del Espíritu a las personas, que todas unidas formamos la Iglesia, el pueblo creyente. En estos tiempos de crisis, de dura lucha para vivir, se busca, a menudo, un momento de paz en las iglesias de material. 
         Y, en cierta medida, se lo encuentra. Pero mucho más profunda es la paz que puede dar el Espíritu que habita en nosotros.
¡Feliz cumpleaños, Iglesia! ¡Feliz cumpleaños, comunidad! Que tengas días serenos, porque el Señor estará contigo hasta el final de los tiempos.

P. Aderico Dolzani, ssp.

PRIMERA LECTURA
Hech 2, 1-11

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

          Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 103, 1ab. 24ac. 29b-31. 34

Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra. O bien: Aleluya.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡La tierra está llena de tus criaturas! 

Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.
Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. 

¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras!
Que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. 

SEGUNDA LECTURA
1Cor 12, 3b-7. 12-13

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

          Hermanos: Nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo. Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo, -judíos y griegos, esclavos y hombres libres-, y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Jn 20, 19-23

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

          Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".

Palabra del Señor.


En español, la homilía del Papa Francisco en la misa de Pentecostés
         En español, la homilía del Papa Francisco en la misa de Pentecostés, domingo 19 de mayo de 2013, Plaza de San Pedro de Roma: NOVEDAD, ARMONÍA, MISIÓN
          En este día, contemplamos y revivimos en la liturgia la efusión del Espíritu Santo que Cristo resucitado derramó sobre la Iglesia, un acontecimiento de gracia que ha desbordado el cenáculo de Jerusalén para difundirse por todo el mundo.
          Pero, ¿qué sucedió en aquel día tan lejano a nosotros, y sin embargo, tan cercano, que llega adentro de nuestro corazón? San Lucas nos da la respuesta en el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado (2,1-11). El evangelista nos lleva hasta Jerusalén, al piso superior de la casa donde están reunidos los Apóstoles. El primer elemento que nos llama la atención es el estruendo que de repente vino del cielo, «como de viento que sopla fuertemente», y llenó toda la casa; luego, las «lenguas como llamaradas», que se dividían y se posaban encima de cada uno de los Apóstoles. Estruendo y lenguas de fuego son signos claros y concretos que tocan a los Apóstoles, no sólo exteriormente, sino también en su interior: en su mente y en su corazón. Como consecuencia, «se llenaron todos de Espíritu Santo», que desencadenó su fuerza irresistible, con resultados llamativos: «Empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse». Asistimos, entonces, a una situación totalmente sorprendente: una multitud se congrega y queda admirada porque cada uno oye hablar a los Apóstoles en su propia lengua. Todos experimentan algo nuevo, que nunca había sucedido: «Los oímos hablar en nuestra lengua nativa». ¿Y de qué hablaban? «De las grandezas de Dios».

Ven, oh Santo Espíritu


Ven, oh Santo Espíritu
y envíanos tu luz
Tú serás la claridad 
que inunde el corazón.

Padre de los Pobres
ven a enriquecer
-te lo suplicamos-
todo nuestro ser.

Tú eres quien consuela
Amigo siempre fiel.
Tregua en el trabajo
brisa en el calor.

Tú eres el descanso
la ponderación,
cuando viene el llanto;
la consolación.

Eres luz hermosa
que regala amor.
No nos abandones
Espíritu de Dios.

Sana las heridas
limpia el corazón.
Dale Tú el calor
y oriéntalo.

Con tus siete dones
ven, repártelos.
Tu bondad, tu gracia
nos den inspiración.

Salva al que busca
la salvación.
Danos alegría
Amén, Aleluya



miércoles, 15 de mayo de 2013

Catequesis del Papa 15-05-13


PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 15 de mayo de 2013

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy, cercana ya de la fiesta de Pentecostés, deseo hablar del Espíritu Santo que guía a la Iglesia, y a cada uno de nosotros, a la Verdad plena. En nuestros días, marcados por el relativismo, es necesario preguntarnos como Pilato: “¿Qué es ‘la’ Verdad?”. La Verdad con mayúsculas no es una idea que nosotros nos hacemos o consensuamos, sino una persona con la que nos encontramos. Cristo es la Verdad, que se ha hecho carne. Y el Espíritu Santo hace posible que lo reconozcamos y lo confesemos como Señor.
El Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús y las imprime en nuestros corazones. Él es la ley inscrita en nuestro interior, donde tomamos las decisiones. El Espíritu Santo, además, nos lleva a la inteligencia de la Verdad completa. Él es quien suscita el sentido de la fe en los creyentes creando una comunión, cada vez más profunda, con Cristo. Mediante el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo hacen morada en nosotros.
En este Año de la fe, invoquemos especialmente la asistencia del Espíritu Santo, para que nos guíe y nos sostenga en el camino del discipulado.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Honduras, Paraguay, Chile, Argentina y los demás países latinoamericanos. Pidamos a la Virgen María que nos haga dóciles a la acción del Espíritu Santo, para que como Ella, con disponibilidad total, digamos “sí” a los designios de Dios en nuestra vida. Muchas gracias.

Fuente: La Santa Sede

martes, 14 de mayo de 2013

Solemnidad de la Ascención del Señor Ciclo C 12-05-13


Ahora nos toca a nosotros
          En el día de la Ascensión, los apóstoles comprendieron mejor las Sagradas Escrituras:“se les abrió la mente”. Jesús, antes de dejarlos, les dijo algo muy consolador: “Ustedes son testigos de todo esto”, que es lo mismo que declarar: “Confío en ustedes”.  Los llevó hasta cerca de Betania, los bendijo y se separó de ellos. Subió al cielo. Los discípulos volvieron a Jerusalén muy contentos. La vida de todos los mortales termina con la muerte. La muerte de Cristo se transforma en la alegría de la Resurrección y el envío de los que creyeron en él para que misionen por todo el mundo.Así comienzan los tiempos de la Iglesia primitiva, una comunidad que vivía con la alegría de la misión, algo que se repite hasta nuestros días. La Iglesia, una comunidad que toma seriamente la misión, es alegre y contagia alegría. Aquel día los apóstoles entendieron que comenzaba una nueva tarea, y fueron a predicar el evangelio por todo el mundo entonces conocido. Pedro viajó a Roma, Italia, y allí lo crucificaron cabeza abajo. Santiago, el Mayor, hermano de Juan, fue decapitado en la misma Jerusalén. Su hermano, Juan, el evangelista, estuvo en Asia Menor, ciertamente en Patmos y Éfeso. Andrés, hermano de Pedro, divulgó la fe en Rusia y en Crimea, y murió en una cruz de aspas,la “cruz de san Andrés”. Felipe evangelizó Asia Menor, y murió crucificado a los 87 años. Tomás evangelizó el Oriente hasta la lejana India. Bartolomé predicó en la Mesopotamia, donde le arrancaron la piel. Simón y Tadeo fueron decapitados después de predicar en Armenia y Egipto. Santiago, el Menor, que evangelizó Jerusalén, fue arrojado desde la muralla de la ciudad, apaleado, y su cuerpo fue encontrado, según la tradición, en Galicia, donde es venerado. Los apóstoles comprendieron que, después de la Ascensión, les tocaba a ellos continuarla.Ellos eran los testigos que habían entendido las Escrituras y recibido el don del Espíritu Santo. Ahora los testigos somos nosotros, y a nosotros nos toca llevar adelante esa misión. ¿A dónde vamos?
P. Aderico Dolzani, ssp.
Hoy contemplamos a Jesús que vuelve al Padre; concluye así su presencia terrenal entre nosotros. "El Padre resucita a su Hijo de entre los muertos. Lo exalta gloriosamente a su derecha. Lo colma de la fuerza vivificante de su Espíritu. Lo establece como Cabeza de su Cuerpo que es la Iglesia. Lo constituye Señor del mundo y de la historia. Por él y en él ha querido el Padre recrear lo que ya había creado" (Documento de Puebla, nro. 195).

PRIMERA LECTURA
Hech 1, 1-11

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

          En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días". Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?". Él les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra". Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 46, 2-3. 6-9

El Señor asciende entre aclamaciones. O bien: Aleluya.

Aplaudan, todos los pueblos,
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible,
es el soberano de toda la tierra. 

El Señor asciende entre aclamaciones,
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios,
canten, canten a nuestro Rey. 

El Señor es el Rey de toda la tierra,
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones
el Señor se sienta en su trono sagrado. 

SEGUNDA LECTURA
Ef 1, 17-23

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

          Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza. Éste es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. Él puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de Aquél que llena completamente todas las cosas.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lc 24, 46-53

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

          Jesús dijo a sus discípulos: "Así está escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto". Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.

Palabra del Señor.


En español, homilía del Papa Francisco, canonizaciones Año de la Fe, 12 de mayo de 2013.
          En este séptimo domingo del Tiempo Pascual, nos reunimos con alegría para celebrar una fiesta de la santidad. Damos gracias a Dios que ha hecho resplandecer su gloria, la gloria del Amor, en los Mártires de Otranto, la Madre Laura Montoya y la Madre Laura Montoya yMaría Guadalupe García Zavala. Saludo a todos los que habéis venido a esta fiesta – de Italia, Colombia, México y otros países – y os lo agradezco.
           Miremos a los nuevos santos a la luz de la Palabra de Dios que ha sido proclamada. Una palabra que nos invita a la fidelidad a Cristo, incluso hasta el martirio; nos ha llamado a la urgencia y la hermosura de llevar a Cristo y su Evangelio a todos; y nos ha hablado del testimonio de la caridad, sin la cual, incluso el martirio y la misión pierden su sabor cristiano.

jueves, 9 de mayo de 2013

Contemplando a María Santísima de Luján 8-05-13


Te miro gozoso, Madre de Luján
tu imagen pequeña está llena de luz,
celeste tu manto, por Pura y por Limpia,
tu túnica blanca, virginal.

Tus rayos de oro, vestida de sol,
toda santa y llena de tu Hijo Jesús.
A tus pies la luna...,
a Ti se somete la creación...

Corona de estrellas, son doce,
las tribus y Apóstoles que eligió el Señor,
con ellos sus pueblos, nosotros,
somos tu corona, te la puso Dios.

Otra corona, ceñida en tu frente;
corona de Reina de la Argentina,
de la que eres Patrona, Patrona jurada.
Por eso el escudo que brilla en la luna,
también en la túnica, es tu posesión.

Reluce el Rosario, regalo de tu hijo,
el Papa que quiso postrarse ante Ti.
Tus manos se juntan....
tus ojos se entornan...
estás suplicando por nuestra Nación.

Como Señora y Reina
y Madre de todos,
recorres dominios corriendo los siglos,
llevando consuelo, salud, Esperanza, 
brindando las gracias del Redentor.
No hay pueblo que nos visitaras,
Mediadora de su Corazón:
aquí y allá te quedaste
para más estar con tus hijos.

Llegaste a Luján, fundaste tu Villa,
hoy convertida en tu Capital,
te hicimos Capilla,
pequeña, de barro,
y luego un templo, y otro más.

Y un cura santo alzó tu Santuario,
de suma belleza, casi celestial.
Magno palacio, digno de la Reina,
y cálida Casa, maternal.

Allá peregrinan, cantando, los tuyos,
caminan, caminan, hasta divisar
sus dos altas torres, "dos gritos al Cielo"...
y dentro
donde el Señor te ilumina,
"lo más profundo del alma argentina.

G. S.                                                                        

Catequesis del Papa 8-05-13

Una imagen de la Virgen de Luján acompaña al Papa Francisco



          En su audiencia general, en la Plaza de San Pedro - con la participación también de este miércoles, de más de 70 mil fieles de todo el mundo, con una gran alegría y devoción – el Papa Francisco centró su catequesis en el Espíritu Santo, fuente inagotable de la vida divina en nosotros que nos dice: «Dios te ama: ¡nos dice esto! Dios Te ama, te quiere». E invitó a amar verdaderamente a Dios y a los demás, como Jesús y a dejarnos guiar por el Espíritu Santo que nos repite sin cesar que Dios es amor, que Él nos espera siempre, que Él es el Padre y nos ama como verdadero papá. Y en este día, en que en Argentina se celebra a Nuestra Señora de Luján, cerca del Papa Francisco había una imagen de la Virgen conocida y amada con esta advocación. Antes de empezar la audiencia general el Santo Padre se detuvo un momento en oración ante ella ofreciéndole también un buqué de flores blancas.
           Antes de resumir su catequesis y de saludar en nuestro idioma, el Pontífice recordó de forma especial a la Virgen de Luján, Celestial Patrona de Argentina, en cuyas manos encomendó todas las alegrías y preocupaciones de los argentinos, pidiendo un aplauso bien fuerte para la Santísima Virgen: 

Domingo 6° del Tiempo de Pascua Ciclo C 5-05-13


La indiscutible paz es don de Dios
           Durante la Última Cena, en la intimidad, Jesús reveló a los suyos que moriría, resucitaría, que se iría y volvería; y que además estaría presente con ellos hasta el fin del mundo. En el cierre de la velada, les regaló la paz, Shalom, en hebreo, una palabra muy utilizada y conocida en su tiempo. Era el saludo cotidiano , la expresión de un buen deseo y bendición, era la esperanza del pueblo que vivía tiempos de tiranías. Esta palabra evoca también a varios personajes históricos: Gedeón, Salomón, Isaías y al libro de la Sabiduría, por varios motivos. Gedeón había levantado un altar a “Yahvé Shalom”, es decir, “Yahvé de la paz”. Salomón era el rey ideal del Antiguo Testamento, y lo llamaban “el pacífico”. Isaías había anunciado la venida de un mesías de paz. El libro de la Sabiduría añadió un contenido nuevo a la Palabra: “las almas de los justos descansan en paz”. Cuando Jesús comunicaba la paz a sus discípulos, encontraba en ellos un eco muy profundo; no como hoy, que la palabra choca con una cultura simplificadora que contrapone la paz a la guerra. En nuestro lenguaje, la paz significa una situación tranquila, ordenada, y a veces no se distingue entre una paz impuesta –fruto de tratados–, y el don de la paz interior de las personas, de las familias, de los grupos y de las comunidades. La paz como ausencia de guerra y de conflictos, es muy frágil. De hecho, se rompe fácilmente por venganza, viejos rencores, guerras y violencia. Vivimos en un mundo de exigencias, tensiones, violencia e imposiciones. En nuestro tiempo, la paz es realmente escasa, y las enfermedades del alma –estrés, neurosis, depresiones y miedos– abundan. La paz de Cristo es el fruto de su presencia en nosotros porque su gracia recompone el orden interior de nuestra persona. No nos soluciona los problemas, ni nuestros límites se borran, pero con él presente, nada nos atemoriza.
P. Aderico Dolzani, ssp.
PRIMERA LECTURA
Hech 15, 1-2. 22-29

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

            Algunas personas venidas de Judea a Antioquía enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje. El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 66, 2-3. 5-6. 8

A Dios den gracias los pueblos, alaben los pueblos a Dios. O bien: Aleluya.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
haga brillar su rostro sobre nosotros, 
para que en la tierra se reconozca su dominio, 
y su victoria entre las naciones. 

Que todos los pueblos te den gracias. 
Que canten de alegría las naciones, 
porque gobiernas a los pueblos con justicia 
y guías a las naciones de la tierra. 

¡Que los pueblos te den gracias, Señor, 
que todos los pueblos te den gracias! 
Que Dios nos bendiga, 
y lo teman todos los confines de la tierra. 

SEGUNDA LECTURA
Apoc 21, 10-14. 22-23

Lectura del libro del Apocalipsis.

          El Ángel me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de, las perlas, como una piedra de jaspe cristalino. Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero. No vi ningún templo en la Ciudad, porque su Templo es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. Y la Ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna, ya que la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Jn 14, 23-29

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

          Durante la última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes". Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.

Palabra del Señor.

SANTA MISA CON OCASIÓN DE LA JORNADA DE LAS COFRADÍAS
Y DE LA PIEDAD POPULAR

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza de San Pedro
VI Domingo de Pascua, 5 de mayo de 2013

          Queridos hermanos y hermanas, habéis tenido valor para venir con esta lluvia… El Señor os lo pague.
          En el camino del Año de la Fe, me alegra celebrar esta Eucaristía dedicada de manera especial a las Hermandades, una realidad tradicional en la Iglesia que ha vivido en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento. Os saludo a todos con afecto, en especial a las Hermandades que han venido de diversas partes del mundo. Gracias por vuestra presencia y vuestro testimonio.

           1. Hemos escuchado en el Evangelio un pasaje de los sermones de despedida de Jesús, que el evangelista Juan nos ha dejado en el contexto de la Última Cena. Jesús confía a los Apóstoles sus últimas recomendaciones antes de dejarles, como un testamento espiritual. El texto de hoy insiste en que la fe cristiana está toda ella centrada en la relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quien ama al Señor Jesús, acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio. Aquí se indica el centro del que todo debe iniciar, y al que todo debe conducir: amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio. Dirigiéndose a vosotros, Benedicto XVI ha usado esta palabra: «evangelicidad». Queridas Hermandades, la piedad popular, de la que sois una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los obispos latinoamericanos han definido de manera significativa como una espiritualidad, una mística, que es un «espacio de encuentro con Jesucristo». Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia. A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor. Caminad con decisión hacia la santidad; no os conforméis con una vida cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia sea un estímulo, ante todo para vosotros, para amar más a Jesucristo.