martes, 31 de julio de 2012

La Imitación de Cristo. Libro 1. Capítulo 6. Todas las veces...


INCLINACIONES DESORDENADAS

      1. Todas las veces que un hombre desea algo contrario a la voluntad de Dios, inmediatamente pierde la tranquilidad de espíritu. El soberbio y el avaro nunca están tranquilos: por el contrario, el pobre y el humilde de corazón gozan de la serenidad de la paz.

  El hombre que interiormente no es mortificado cae fácilmente en la tentación y es vencido por cosas pequeñas y viles.
El débil de espíritu y aún inclinado a los deseos carnales y a los sentidos, difícilmente puede abstenerse del todo de los anhelos terrenales. Cuando se sustrae a ellos, con frencuencia se entristece y si alguien le contradice se enoja con prontitud.

domingo, 29 de julio de 2012

Oración para despertar el deseo de la Eucaristía



Traspasa, dulcísimo Señor mío, Jesucristo,
lo más íntimo y profundo de mi alma
con la flecha suave y saludable de tu amor,
con la más pura y verdadera caridad,
de modo que suspire y se derrita por el amor a ti
y por el deseo de estar contigo.
Haz que busque sólo tu gloria
y que no vea la hora de reunirme contigo definitivamente.
Concédeme que mi alma tenga hambre de ti,
Pan celestial, alimento de los santos,
Pan nuestro de cada día lleno de poder,
de dulzura y suavidad, que hace sentir las delicias
de su celestial sabor
a todos los que se alimentan con él.
Jesús, a quien los ángeles desean siempre contemplar,
haz que mi corazón tenga siempre ansia de ti,
que se alimente de ti
y que en su interior sienta tus consuelos.
Que mi corazón tenga sed de ti,
ya que eres la fuente de la vida,
el manantial de la sabiduría y de la ciencia,
el río de eterna luz,
un torrente de delicias
y la abundancia de la casa de Dios.
Haz que mi alma no ambicione otra cosa
más que estar contigo,
que te busque y te encuentre,
que me dirija a ti y llegue hasta ti;
que piense sólo en ti y no hable más que de ti
y de todo lo que sea para tu gloria.
Otórgame la humildad que necesito,
que desee tu misericordia hasta llenarme de ella,
que sea generoso y ardiente
y así persevere hasta el fin de mi vida.
Jesús, que seas siempre sólo tu
mi única esperanza, la fuente de mi confianza,
mi tesoro, mi encanto, mi amor,
mi alegría y mi descanso,
mi serenidad, mi paz, mi suavidad,
el delicado perfume de mi alma, mi dulzura,
mi refugio y mi sostén, mi ayuda, mi sabiduría,
mi bien y mi riqueza.
Y que sólo en ti, Jesús mío,
estén siempre fijos mis ojos y firme mi corazón. Amén

San Buenaventura


(Quien lo desee, si quiere descargar la oración, pueden hacerlo desde aquí)





¿Quién es san Buenaventura?




      Juan de Fidanza nació en una pequeña ciudad de Toscana (Italia), en el año 1218. Siendo chico sufrió una grave enfermedad por lo que fue desahuciado. Su madre acudió a san Francisco, que tomándolo en sus brazos exclamó "Buena ventura". El niño se curó y con ese nombre se lo conoció de ahí en más. A los veintidos años, vistió el hábito franciscano. Se doctoró en París, el mismo día que santo Tomás de Aquino, con quien mantuvo una estrecha amistad. Tenía sólo 35 años cuando fue nombrado ministro general de la orden, la que guió durante diecisiete años. Al morir Clemente IV, los cardenales no se ponían de acuerdo para designar al nuevo papa. Le pidieron a Buenaventura para que él solo lo señalara. Nombró a Teobaldo, que al asumir, se llamó Gregorio X. Fue consagrado obispo de Albano y cardenal. El santo intervino lúcidamente en el Concilio de Lyon. Allí murió el 15 de julio de 1274.

Reflexionemos

      Pablo, hablando de la verdadera sabiduría, escribe: "Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios" (1 Cor. 3,19). Que nuestro deseo sea conocer a Jesús e imitarlo.


Oremos

Padre nuestro, queremos saborear y difundir 
sólo la sabiduría que procede de la palabra, 
de la vida y del Espíritu de tu Hijo. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.    

Fuente: Los cinco minutos con los santos. Santoral

Domingo 17° del Tiempo Ordinario Ciclo B 29-07-12


La fe salva y cura enfermedades
      La liturgia del evangelio de hoy dice que la gente acudía a Jesús “por las señales que realizaba en los enfermos”. Este tema ya lo vimos, hace unos domingos, con el jefe de la sinagoga Jairo, donde se vio que sólo la fe que salva es también capaz de curar las enfermedades y la muerte. Juan identifica esa fe que salva con la fe no sólo en la Palabra, sino también en la Eucaristía. La lectura del libro de Reyes nos introduce con un milagro del profeta Eliseo. Es un profeta de los años 850 a.C. que no dejó ningún libro. Fue famoso por sus milagros y su figura fue arropada de leyenda. La lectura de hoy parece simplemente una anticipación de la del evangelio, sin embargo, hay un indicio interesante. Un hombre le lleva al profeta no un pan, sino “primicias de pan”. La expresión indica que eran destinadas al culto (Deut 26, 2), y el profeta ordena de dárselas más bien para alimentar a los discípulos. Un cambio atrevido que nadie objetó sólo por la autoridad del profeta. También Jesús en el evangelio hace un cambio atrevido: la gente viene a buscar la salud del cuerpo y Jesús le da de comer un pan que nadie le había pedido. Sin embargo nadie se queja. Juan habla a sus lectores: nadie se queja del cambio, porque ese pan es capaz de salvar el alma y el cuerpo, es decir al ser humano en su integridad. En el Levítico ese pan era un memorial de la comunión entre Dios y su pueblo, una “cosa sacratísima” (Lev 24, 5-9). El pan eucarístico es también un memorial, el de su muerte y su resurrección.
P. Aldo Ranieri

PRIMERA LECTURA
2Rey 4, 42-44

Lectura del segundo libro de los Reyes.

      En aquellos días: Llegó un hombre de Baal Salisá, trayendo pan de los primeros frutos para el profeta Eliseo, veinte panes de cebada y grano recién cortado, en una alforja. Eliseo dijo: "Dáselos a la gente para que coma". Pero su servidor respondió: "¿Cómo voy a servir esto a cien personas?". "Dáselos a la gente para que coma, replicó él, porque así habla el Señor: 'Comerán y sobrará'". El servidor se lo sirvió; todos comieron y sobró, conforme a la palabra del Señor.

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 144, 10-11. 15-18

Abres tu mano, Señor, y nos colmas con tus bienes.

Que todas tus obras te den gracias, Señor, 
y tus fieles te bendigan; 
que anuncien la gloria de tu reino 
y proclamen tu poder. 

Los ojos de todos esperan en ti, 
y tú les das la comida a su tiempo; 
abres tu mano y colmas de favores 
a todos los vivientes. 

El Señor es justo en todos sus caminos 
y bondadoso en todas sus acciones; 
está cerca de aquéllos que lo invocan, 
de aquéllos que lo invocan de verdad. 

SEGUNDA LECTURA
Ef 4, 1-6

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

      Hermanos: Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Jn 6, 1-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

       Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan". Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

Palabra del Señor.

En español, la alocución del Papa Benedicto XVI previa al rezo del Ángelus del domingo 29 de julio de 2012
      Este domingo hemos iniciado la lectura del capítulo 6° del Evangelio de Juan. El capitulo se abre con la escena de la multiplicación de los panes, que después Jesús comenta en la sinagoga de Cafarnaúm, indicándose a Si mismo el «pan» que da la vida. Las acciones cumplidas por Jesús son paralelas a aquellas de la Ultima Cena: «tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados» (Jn 6,11). La insistencia sobre el tema del «pan», que viene compartido, y sobre el dar gracias (v.11, en griego eucharistesas), recuerdan la Eucaristía, el Sacrificio de Cristo por la salvación del mundo.

     El Evangelista observa que la Pascua estaba cercana (cfr v. 4). La mirada se orienta hacia la Cruz, el don total de amor, y hacia la Eucaristía, el perpetuarse de este don: Cristo se hace pan de vida para los hombres. San Agustín comenta: «¿quién, si no Cristo, es el pan del cielo? Pero para que el hombre pudiese comer el pan de los ángeles, el Señor de los ángeles se ha hecho hombre. Si tal no se hubiese hecho, no tendríamos su cuerpo; no teniendo el cuerpo propiamente suyo, no comeríamos el pan del altar» (Sermón 130,2). La Eucaristía es el permanente gran encuentro del hombre con Dios, en el que el Señor se hace nuestro alimento, se da a Si mismo para transformarnos en El.
     
      En la escena de la multiplicación, es indicada también la presencia de un muchacho, que, frente a la dificultad de saciar a tanta gente, comparte lo poco que tiene: cinco panes y dos pescados (cfr Jn 6,8). El milagro no se produce a partir de nada, sino de un primer modesto compartir de aquello que un simple muchacho llevaba consigo. Jesús no nos pide aquello que no tenemos, pero nos hace ver que si cada uno ofrece lo poco que tiene, el milagro puede cumplirse siempre de nuevo: Dios es capaz de multiplicar cada uno de nuestros pequeños gestos de amor y hacernos partícipes de su don. La multitud permanece atónita ante el prodigio: ve en Jesús el nuevo Moisés, digno del poder, y en el nuevo maná, el futuro asegurado, pero se detiene ante el elemento material, y el Señor, «sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña» (Jn 6,15). Jesús no es un rey terrenal que ejercita el dominio, si no un rey que sirve, que se inclina sobre el hombre para saciar no sólo el hambre material, si no sobretodo aquel más profundo, aquel de Dios.
      Queridos hermanos y hermanas, pidamos al Señor hacernos redescubrir la importancia de nutrirnos del cuerpo de Cristo, participando fielmente y con gran consciencia a la Eucaristía, para estar cada vez más íntimamente unidos a El. De hecho «no es el alimento eucarístico que se transforma en nosotros, si no que somos nosotros los misteriosamente transformados. Cristo nos nutre uniéndonos a sí; nos atrae dentro de sí» (Exhort. Apost. Sacramentum caritatis, 70). Al mismo tiempo, oremos para que jamás falte a nadie el pan necesario para una vida digna, y sean derribadas las desigualdades no con las armas de la violencia, si no con el compartir y el amor.
      Nos confiamos a la Virgen María, mientras invocamos sobre nosotros y nuestros seres queridos su maternal intercesión.

Fuente:
Publicado con el permiso de San Pablo y Ecclesia Digital

jueves, 26 de julio de 2012

Mensaje de María Reina de la Paz 25-07-12

      

      “¡Queridos hijos! Hoy los invito al bien. Sean portadores de la paz y de la bondad en este mundo. Oren para que Dios les dé fuerza a fin de que en su corazón y en su vida, reinen siempre la esperanza y el orgullo de ser hijos de Dios y portadores de su esperanza, en este mundo que está sin alegría en el corazón y sin futuro, porque no tiene el corazón abierto a Dios que es su salvación. Gracias por haber respondido a mi llamado. 


Comentario

      Las invitaciones de la Santísima Virgen no son llamados al voluntarismo. No nos está diciendo que lograremos, como en este caso por ejemplo, ser portadores de paz y de bondad como efecto de nuestra sola voluntad. No es que yo me propongo ser bueno y con eso basta. No es así. La voluntad es imprescindible, claro está, en tanto voluntad de orar a Dios para que conceda esos bienes, voluntad de rezar para estar cerca del Señor y vayan sus gracias penetrando en mí. Es decir que la voluntad va dirigida primero y siempre a la oración, a la apertura del corazón a Dios, y luego al ejercicio de las virtudes y la represión de los malos hábitos. De la oración parte todo y viene todo, porque ella es encuentro con Dios. Nada podremos llevar al mundo si antes no lo hemos recibido de Dios. Nada bueno. La oración es el reclamo constante para poder hacer lo que la Madre del Señor nos pide. Por eso, implícitamente, la invitación al bien es ante todo un nuevo llamado a la oración del corazón y, especialmente a la oración mayor de todas, la Eucaristía, que es la oración dirigida al Padre ofreciendo el sacrificio puro, santo, propiciatorio que el mismo Hijo hizo de sí. El sacrificio por el que nos viene la salvación es la Eucaristía. La Eucaristía celebrada es, al mismo tiempo, la presencia del sacrificio del Señor, “aquí y ahora”; la presencia de su Persona, y el banquete sacro por el que recibimos su carne y su sangre gloriosas que nos dan la vida eterna. Esa presencia es un don infinito que Dios nos hace, es un grandísimo regalo que nos permite amar, trabajar para los otros y volvernos instrumentos de salvación porque allí recibimos la fuerza del Espíritu, allí recibimos la paz y el bien que se nos pide, allí nos cargamos de esperanza y aumenta nuestra fe. Ante la infinita donación totalmente gratuita del Señor nuestra respuesta es la gratitud perenne que ofrecemos en la tierra en cada Eucaristía dignamente celebrada y conscientemente participada y en adoración perpetua. 

          Al mismo tiempo el llamado al bien, a ser portadores de bienes celestiales, requiere en nosotros una conciencia activa. Es decir, detectar inmediatamente toda desviación al bien que surja en nuestros corazones, toda tendencia y acción maléfica, a veces disfrazada de cosas buenas. Y una vez detectadas purificar el corazón mediante la confesión sacramental. No debemos tolerar el mal que quiere constantemente anidarse en nosotros. 

martes, 24 de julio de 2012

El Señor es mi Pastor. Canción




El Señor es mi pastor;
nada me faltará.
El Señor es mi pastor,
en lugares delicados,
él me hará descansar;
junto a aguas de reposo,
me pastoreará.
Confortará mi alma;
me guiará por sendas de justicia,
por amor de su nombre.

El Señor (el Señor) es mi pastor (es mi pastor),
nada me faltará.
El Señor (el Señor) es mi pastor (es mi pastor),
en lugares delicados,
él me hará descansar;
junto a aguas de reposo
me pastoreará.
Confortará mi alma;
me guiará por sendas de justicia,
por amor de su nombre.

Junto a aguas de reposo,
me pastoreará.
Confortará mi alma;
me guiará por sendas de justicia,
por amor de su nombre.

El Señor (el Señor) es mi pastor (es mi pastor),
nada me faltará,
nada me faltará.


Les dejo dos bonitas versiones de una misma canción


lunes, 23 de julio de 2012

Domingo 16° Tiempo Ordinario Ciclo B 22-07-12


Llamados a vivir en comunidad

De vuelta de sus andanzas entre las aldeas, los apóstoles volvieron contentos. “Lo que habían enseñado” era su testimonio de fraternidad, que seguía dando fruto. Jesús los invita a descansar en un lugar solitario. El verbo “ descansar” usado por Marcos aparece generalmente en contextos de dificultades, guerras , actividades extenuantes. Les había ido bien, pero había sido nada fácil. Habían aprendido a soportarse mutuamente, y ahora podían estar juntos sin celos. El verbo “comer” apuntaría no tanto a tomar alimento, sino a compartir en familia (Hech 10, 41). La comunidad cristiana cuando comparte y es solidaria, atrae a los que buscan la vida: “de todo lado la gente fue allá corriendo”. No se molestaron los discípulos por habérseles echado a perder las vacaciones, a l contario estaban felices, ya que habían practicado y predicado vivir juntos como hermanos. Jesús, sin embargo, levantó la mirada y se apenó: la gente acudía de todas partes. Era evidente que tenían hambre de participar de su familia, con él y sus discípulos. ¿Quiénes habrán sido los pastores ausentes de que habla el texto? En la tierra de Jesús los que crían ovejas tienen rebaños muy pequeños. Los pastores estaban sin duda (Mc 1, 22), pero no estaban en grado de construir comunidad. Por eso Jesús llama a vivir en el amor, en la familia, en la comunidad, en el trabajo y en la sociedad.

P. Aldo Ranieri

PRIMERA LECTURA
Jer 23, 1-6

Lectura del libro de Jeremías.

      ¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! 
''oráculo del Señor". Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones ''oráculo del Señor''. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna ''oráculo del Señor''. Llegarán los días ''oráculo del Señor'' en que suscitaré para David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 22, 1-6

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. 

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. 

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. 

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.

SEGUNDA LECTURA
Ef 2, 13-18

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

      Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.

EVANGELIO
Mc 6, 30-34

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Palabra del Señor.


En español, la alocución de Benedicto XVI previa al Angelus del domingo 22 de julio de 2012

      La Palabra de Dios de este domingo, nos vuelve a proponer un tema fundamental y siempre fascinante de la Biblia: nos recuerda que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto significa que Dios quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos prados, donde podamos alimentarnos y descansar; no quiere que nos perdamos y que muramos, sino que alcancemos la meta de nuestro camino, que es justamente la plenitud de la vida.

     Es aquello que desea cada padre y cada madre por sus propios hijos: el bien, la felicidad, la realización. En el Evangelio Jesús se presenta como Pastor de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una mirada ‘pastoral’- Por ejemplo, en el Evangelio de este domingo, se dice que “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc 6,34). Jesús encarna a Dios Pastor con su modo de predicar y con sus obras, cuidando a los enfermos y pecadores, de aquellos que se han “perdido” (Lc 19,10), para llevarlos de nuevo al seguro, a la misericordia del Padre.

lunes, 16 de julio de 2012

La Imitación de Cristo. Libro 1. Capítulo 5. Los hombres pasan...


  2. Los hombres pasan, mas la verdad de Dios permanece para siempre (Sal. 116, 2). Dios nos habla de diversas maneras, sin acepción de personas.

  Nuestra curiosidad muchas veces constituye un obstáculo para la lectura de las Sagradas Escrituras porque queremos entender y discutir lo que llanamente debemos aceptar. Si quieres sacar provecho, lee con humildad, sencillez y con fe, sin pretender el título de docto.

      Pregunta con toda libertad y escucha en silencio las palabras de los santos. No te disgusten los proverbios de los ancianos porque no fueron pronunciados sin razón.

domingo, 15 de julio de 2012

Domingo 15° del Tiempo Ordinario Ciclo B 15-07-12


Jesús los envía con poder

      Jesús, a pesar del revés de Nazaret, sigue enseñando.Es la actividad propia sólo de él; en efecto, ahora envía a sus discípulos, pero no a enseñar, sino a invitar a la conversión, lo mismo que había hecho Juan el Bautista. Para escuchar las enseñanzas de Jesús, antes debemos convertirnos, sopena de que pase lo de Nazaret. Sus conciudadanos no se habían convertido a él, es decir, no lo habían aceptado por lo que era en realidad, el Hijo de Dios. A sus discípulos los envía de a dos, como una pequeña comunidad. Nadie puede predicar la conversión si antes no es capaz de convivir en paz con los hermanos en la fe, sean ellos familiares o los de la propia comunidad. El poder que Jesús da a los discípulos sobre los espíritus malos es la capacidad de aceptarse y comprenderse, dominando el gusto de tener la primacía. No los envía a las sinagogas, sino a las calles, a las familias, para que den testimonio de amor fraternal. Entonces la gente que los ve, se divide en dos bandos. Los que aceptan esta manera de vivir y los reciben; y los que no la aceptan, y los rechazan. Los primeros compartirán con ellos lo que tienen, los segundos recibirán un signo de desaprobación, porque el Reino, guste o no, será compartir como hermanos la vida eterna. No tendrán que impactar con un look de moda ni con lo que tienen, porque su riqueza verdadera, la única que ostentarán, será la capacidad de convivir en paz entre ellos. Parece que la cosa les salió bien, pero alguien poderoso y ladino empezaba a preocuparse. Les estaban revolucionando el reino con una conducta inaceptable para él. Era el rey Herodes, hijo del Herodes de la matanza de los niños de Belén, que había crecido en otra escuela, la de su padre (Mc 6, 14).

P. Aldo Ranieri

PRIMERA LECTURA
Am 7, 12-15

Lectura de la profecía de Amós.

      Amasías, el sacerdote de Betel, dijo a Amós: "Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es un santuario del rey, un templo del reino". Amós respondió a Amasías: "Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: 'Ve a profetizar a mi pueblo Israel'".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 84, 9ab. 10-14

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a proclamar lo que dice el Señor: 
el Señor promete la paz 
para su pueblo y sus amigos. 
Su salvación está muy cerca de sus fieles, 
y la Gloria habitará en nuestra tierra. 

El Amor y la Verdad se encontrarán, 
la Justicia y la Paz se abrazarán; 
la Verdad brotará de la tierra 
y la Justicia mirará desde el cielo. 

El mismo Señor nos dará sus bienes 
y nuestra tierra producirá sus frutos. 
La Justicia irá delante de él, 
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. 

SEGUNDA LECTURA
Éf 1, 3-14

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

      Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano ?según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad? a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Mc 6, 7-13

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

      Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos". Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Palabra del Señor.

Benedicto XVI – Ángelus – Responder con generosidad y prontitud a la voz de Cristo
     «La finalidad de la Iglesia es la propagación del Reino de Cristo, para hacer partícipes a todos los hombres de la redención» dijo hoy el Sucesor de Pedro, en su saludo a los peregrinos de lengua española, después de la oración mariana dominical del Ángelus en Castel Gandolfo.
      «En el evangelio que nos propone la liturgia en este domingo, vemos a Jesús que llama y envía a los apóstoles a predicar la conversión» Dijo Benedicto. Y concluyó: «Animo a todos los miembros de la Iglesia, y de modo especial a los laicos, a responder con generosidad y prontitud de corazón a la voz de Cristo, para unirse más íntimamente a él y colaborar en su misión salvífica». (Audio)
      En la reflexión previa a la oración del Ángelus, el Papa habló de San Buenaventura de Bagnoregio, franciscano, Doctor de la Iglesia, sucesor de San Francisco de Asís en la conducción de la Orden de los Frailes Menores, cuya memoria se celebra el 15 de julio. « Él –dijo el Papa- escribe la primera biografía oficial del “Pobrecillo”, y al final de su vida fue también Obispo de la Diócesis de Albano.
      Refirió también Benedicto que San Buenaventura escribe: «Confieso… que la razón que me hizo amar la vida del beato Francisco es que ella se asemeja a los inicios y al crecimiento de la Iglesia».
      «Estas palabras nos reenvían al Evangelio de hoy», dijo el Papa y afirmó que: Francisco de Asís después de su conversión, practicó al pie de la letra el Evangelio, llegando a ser un testigo fidelísimo de Jesús; y asociado de modo singular al misterio de la Cruz, fue transformado en “otro Cristo”, como propiamente San Buenaventura lo presenta».
Texto completo de la alocución del Papa antes del rezo del ángelus:
¡Queridos hermanos y hermanas!
      En el calendario litúrgico el 15 de julio es la memoria de San Buenaventura de Bagnoregio, franciscano, Doctor de la Iglesia, sucesor de San Francisco de Asís en la guía de la Orden de los Frailes Menores. Él escribió la primera biografía oficial del Pobrecillo, y al final de su vida también fue Obispo de esta Diócesis de Albano. En una carta suya, Buenaventura escribe: «Confieso ante Dios que la razón que me ha hecho amar más la vida del beato Francisco es que ella se asemeja a los inicios y al crecimiento de la Iglesia» (Epistula de tribus quaestionibus, en Opere di San Bonaventura. Introducción general, Roma 1990, p. 29). Estas palabras nos remiten directamente al Evangelio de este domingo, que presenta el primer envío en misión de los Doce Apóstoles por parte de Jesús. «Jesús llamó junto a sí a los Doce – narra san Marcos – y comenzó a enviarlos de dos en dos (…). Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; sino: «Calzar sandalias y no llevar dos túnicas» (Mc 6, 7-9). Francisco de Asís, después de su conversión, practicó a la letra este Evangelio, llegando a ser un testigo fidelísimo de Jesús; y asociado de modo singular al misterio de la Cruz, fue transformado en «otro Cristo», tal como lo presenta San Buenaventura.