sábado, 3 de enero de 2015

Mensaje de María Reina de la Paz 2-01-15


        «Queridos hijos, estoy aquí entre ustedes como una Madre que desea ayudarlos a conocer la verdad. Mientras vivía en la Tierra la vida de ustedes, yo tenía el conocimiento de la verdad y con eso, un pedacito del Paraíso en la Tierra. Por eso a ustedes, mis hijos, les deseo lo mismo. El Padre Celestial desea corazones puros, colmados del conocimiento de la verdad. Él desea que amen a todos aquellos que encuentran, porque yo también amo a mi Hijo en todos ustedes. Este es el inicio del conocimiento de la verdad. A ustedes les ofrecen muchas verdades falsas. Las podrán superar con un corazón purificado por medio del ayuno, la oración, la penitencia y el Evangelio. Esa es la única verdad y es la verdad que mi Hijo les ha dejado. No deben analizarla mucho. Se pide de ustedes, como yo también lo hacía, que amen y den. Hijos míos, si aman, su corazón será una morada para mi Hijo y para mí, y las palabras de mi Hijo, serán guía para la vida de ustedes. Hijos míos, me serviré de ustedes, apóstoles del amor, para ayudar a mis hijos a conocer la verdad. Hijos míos, yo siempre he orado por la Iglesia de mi Hijo, por eso, a ustedes les pido que hagan lo mismo. Oren para que sus pastores resplandezcan con el amor de mi Hijo. ¡Les doy las gracias!»

Fuente: Rosas para la Gospa

jueves, 1 de enero de 2015

Santa María, Madre de Dios


Oración a Santa María
Madre de Dios 

Tu eres toda hermosa, Madre
del Señor Tú eres de Dios 
gloria, la obra de su amor, 
rosa sin espinas, vaso de
elección, de tí nació la vida,
por ti nos vino Dios, sellada
fuente pura de gracia y de
piedad bendita, cual ninguna
sin culpa original infunde
en nuestro pecho la fuerza
de tu amor, feliz madre de
Cristo, custodia del Señor. Amén


   

  Fuente : Oraciones a María en sus diferentes advocaciones

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. 1º de Enero


Solemnidad. Blanco. Octava de Navidad.
Año Nuevo. Jornada mundial de la Paz.

          “Al afirmar el dogma de María Madre de Dios, Dios mismo queda al descubierto no como una idea desencarnada, un ideal de santidad extra-mundana, una eternidad separada de la historia, sino como la Vida originaria que se encarna por María en la carne concreta de la historia. Por eso, buscar a Dios es descubrir su presencia en la misma historia y realidad humana, en los acontecimientos que va realizando dentro de la historia. Esto es lo que manifiesta el Concilio de Éfeso (año 431) con el dogma cristiano de la Theotokos (en griego: la que pare a Dios o alumbradora de Dios), dogma que nos lleva más allá de todo intento espiritualista” (Clara Temporelli, "María, mujer de Dios y de los pobres", Ed. San Pablo).

Antífona
     
Te saludamos, santa Madre de Dios, porque diste al mundo al Rey que gobierna para siempre el cielo y la tierra.

O bien:          cf. Is 9, 1. 5; Lc 1, 33

Hoy brillará la luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor; él será llamado Dios admirable, Príncipe de la paz, Padre para siempre, y su reino no tendrá fin.

Oración colecta
     
Dios nuestro, que por la fecunda virginidad de María otorgaste a los hombres la salvación eterna, concédenos experimentar la intercesión de aquella por quien recibimos al Autor de la vida, Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

1ª Lectura    Núm 6, 22-27
Lectura del libro de los Números.

 El Señor dijo a Moisés: “Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: ‘Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz’. Que ellos invoquen mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”.
Palabra de Dios.

Comentario

Dios quiere hacer brillar su rostro luminoso ante toda la humanidad. Su presencia es la que nos asegura la paz. Con las palabras del salmo de hoy, pidamos a Dios que su bendición llegue a todos los pueblos y que su Espíritu Santo mueva a aquellos que aún no lo conocen.

Salmo 66, 2-3. 5-6. 8
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
haga brillar su rostro sobre nosotros, 
para que en la tierra se reconozca su dominio 
y su victoria entre las naciones. R.

Que canten de alegría las naciones, 
porque gobiernas a los pueblos con justicia 
y guías a las naciones de la tierra. 
El Señor tenga piedad y nos bendiga. R.

¡Que los pueblos te den gracias, Señor; 
que todos los pueblos te den gracias! 
Que Dios nos bendiga, 
y lo teman todos los confines de la tierra. R.

2ª Lectura    Gál 4, 4-7
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.

 Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley, para redimir a los que estaban sometidos a la ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir: ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Palabra de Dios.

Comentario

Todo el tiempo de la Navidad nos hace reflexionar sobre el modo en que Dios asume nuestra humanidad: nacido de mujer, nacido bajo la ley. Esta realidad nuestra, concreta, terrenal, palpable, es la que queda consagrada por la encarnación del Hijo de Dios.

 Aleluya        Heb 1, 1-2

Aleluya. Después de haber hablado a nuestros padres por medio de los profetas, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo. Aleluya.

Evangelio     Lc 2, 16-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

 Los pastores fueron rápidamente adonde les había dicho el ángel del Señor, y encontraron a María, a José y al recién nacido acostado en un pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban, quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.

Comentario

Para la antropología bíblica, el corazón representa lo más íntimo de cada ser. Es el lugar de las decisiones, que conjuga la inteligencia y los sentimientos. Allí, en lo más íntimo, donde se juegan las opciones profundas de vida, allí María guarda todo lo que viene de Dios.

Oración sobre las ofrendas
        
Dios nuestro, que con tu bondad comienzas y perfeccionas toda obra buena, concede que, así como nos alegramos en la fiesta de Santa María, Madre de Dios, al celebrar la aurora de la salvación, podamos también gozar de la plenitud de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Heb 13, 8

Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre.

Oración después de la comunión

Señor y Dios nuestro, hemos recibido con alegría los sacramentos celestiales; te pedimos que nos ayuden a alcanzar la vida eterna a cuantos nos gloriamos de proclamar a María, siempre Virgen, Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 Fuente: San Pablo 

 HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

      Vuelven hoy a la mente las palabras con las que Isabel pronunció su bendición sobre la Virgen Santa: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (Lc 1,42-43).
      Esta bendición está en continuidad con la bendición sacerdotal que Dios había sugerido a Moisés para que la transmitiese a Aarón y a todo el pueblo: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Con la celebración de la solemnidad de María, la Santa Madre de Dios, la Iglesia nos recuerda que María es la primera destinataria de esta bendición. Se cumple en ella, pues ninguna otra criatura ha visto brillar sobre ella el rostro de Dios como María, que dio un rostro humano al Verbo eterno, para que todos lo puedan contemplar.

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