sábado, 30 de marzo de 2013

Novena a la Divina Misericordia. Día 1

          

          Esta novena ha de vincularse de una manera particular a la Fiesta de la Divina Misericordia. 
          He aquí lo que escribe Sor Faustina: "La Novena a la Divina Misericordia, que Jesús me mandó escribir y rezar antes de la Fiesta de la Misericordia, empieza el Viernes Santo".
          Se recomienda que se recen las siguientes intenciones y oraciones junto con la Coronilla a la Divina Misericordia, ya que Nuestro Señor pidió específicamente una novena de coronillas, especialmente antes de la Fiesta de la Divina misericordia.
          Se obtienen gracias especiales confesando y comulgando al finalizar la Novena.

Dijo Jesús a Sor Faustina:

           Deseo - dijo el Señor Jesús a Sor Faustina - que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda la gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas yo las introduciré en la casa de mi Padre (...) cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga pasión.


Novena antes de la fiesta de la Misericordia.
(Comenzar el Viernes Santo)



Acto de consagración a Jesús Misericordioso
(Para rezar al comenzar cada día de la novena)

      Oh Jesús Misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu misericordia que supera a todas tus obras, me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de tu Gracia y de tu Amor que brotaron de tu corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Mas Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en Ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amén.

Primer día.

      Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.

      Jesús Misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

      Padre eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión, muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la Coronilla a la Divina Misericordia

    Usamos un rosario común.
  • Al comenzar se reza un Padre Nuestro, un Avemaría, y el Credo.
  • Al iniciar cada decena, en las cuentas grandes del Padre Nuestro decimos:
      "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero."
  • En las cuentas pequeñas del Ave María (diez veces)
      "Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."
  • Al terminar las cinco decenas de la coronilla repetimos tres veces:
      "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de 
nosotros y del mundo entero."

Oración final (opcional) 

      Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos (Diario, 950)

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