lunes, 2 de mayo de 2011

Señor Mío y Dios mío


 Del libro "Cinco minutos con Jesús" de Alfonso Milagro

Cuando uno ha experimentado el trato con Jesucristo, necesita encontrarse frecuentemente con Él; cuando Jesús se queda, las cosas se ven y se viven de otra manera.

Jesús se nos acerca muchas veces en la vida bajo distintas formas: una enfermedad, un fracaso, un éxito, una alegría, un percance y muchas otras circunstancias de nuestra vida diaria son apariencias bajo las cuales se encubre el Señor: pero nosotros no lo conocemos.

Les falta luz a nuestros ojos, para descubrir a Jesús bajo esas apariencias; si tuviéramos un poco más de fe, si supiéramos juzgar todas las cosas con un criterio más sobrenatural, se abrirían nuestros ojos y veríamos a Dios en todas esas cosas, veríamos la mano de Dios en todo, nos sentiríamos seguros de su protección.

Credo de nuestra fe

Quien dice "Yo Creo" dice "Yo me adhiero a lo que nosotros creemos". La comunión en la fe necesita un lenguaje común a la fe, normativo para todos y que nos una en una misma confesión de fe.

desde de sus origen la Iglesia apostólica expresó y transmitió su propia fe en fórmulas breves y normativas para todos. Pero muy pronto la Iglesia quiso recoger lo esencial de su fe en resúmenes orgánicos y articulados destinados sobre todo a los candidatos al bautismo.

A estas síntesis de fe se las llama "profesiones de fe" porque resumen la fe que profesan los cristianos. Se les llama "Credo" por razón de que en ellas la primera palabra es normalmente: "Creo". Se les denomina igualmente "Símbolos de la fe" (CATIC n° 185-186-187)

Credo Niceno-Constantinoplano

El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente. (CATIC. n° 195)

Creo en un solo Dios 
Padre Todopoderoso
Creador del cielo y de la tierra, 
de todo lo visible y lo invisible. 
Creo en un solo Señor, Jesucristo, 
Hijo único de Dios, 
nacido del Padre 
antes de todos los siglos;
Dios de Dios, Luz de Luz, 
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, 
de la misma naturaleza del Padre, 
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres 
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo 
se encarnó de María,  la Virgen, 
y se hizo hombre;
y por nuestra causa  fue crucificado 
en tiempos de Poncio Pilatos; 
padeció y fue sepultado, 
y resucitó al tercer día 
según las escrituras, 
y subió al cielo 
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria 
para juzgar a vivos y a muertos 
y su reinado no tendrá fin. 
Creo en el Espíritu Santo, 
Señor y dador de vida, 
que procede del Padre y del Hijo, 
que con el Padre y el Hijo 
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas. 
Creo en la Iglesia, que es una, 
santa católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo 
para el perdón de los pecados. 
Espero la resurrección de los muertos 
y la vida del mundo futuro. Amén

Credo apostólico.

El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque  es considerado  con justicia como el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismalde la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le viene de este hecho: "Es el símbolo  que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de San Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común". San Ambrosio.  (CATIC n° 194)

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.

Nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso.
Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurección de la carne y la vida eterna. Amén

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