martes, 29 de noviembre de 2011

Domingo 31° Tiempo Ordinario 30-10-11


PRIMERA LECTURA

Mal 1, 14--2, 2. 8-10

Lectura de la profecía de Malaquías

Yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones. ¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes! Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, Yo enviaré sobre ustedes la maldición. Ustedes se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los ejércitos. Por eso Yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley. ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de nuestros padres?
Palabra de Dios.

SALMO

Sal 130, 1-3

Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.

Mi corazón no se ha enorgullecido, Señor, 
ni mis ojos se han vuelto altaneros. 
No he pretendido grandes cosas 
ni he tenido aspiraciones desmedidas.

No, yo aplaco y modero mis deseos: 
como un niño tranquilo en brazos de su madre, 
así está mi alma dentro de mí.
Espere Israel en el Señor, 
desde ahora y para siempre. 

SEGUNDA LECTURA

1Tes 1, 5; 2, 7-9. 13

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica

Hermanos: Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Fuimos tan condescendientes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos. Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Mt 23, 1-12

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla, será elevado.

Palabra del Señor.


Somos hermanos


      En la lectura de Malaquías, un profeta del 450 a.C., el Señor aparece amargado por la traición de los sacerdotes del Tem plo: no hablaban de Él a su pueblo. Dios se presenta como “El Señor de los ejércitos”, una expresión que, en hebreo, más que hacer una guerra, significa: “el que tiene el absoluto poder de enrolar ser vidores para su reino”. Para eso los había elegido Dios, pero ellos no se sentían par tícipes de una gran empresa. Despreciaban la “alianza con Leví”, es decir el compromiso de Dios de estar siempre en medio de su pueblo.     El Señor la había definido: “Alianza de sal” (Núm 18, 19), tan bien sazonada que no se podía echar a perder y, sin embargo, esos sacerdotes lograban corromperla. Mateo va en la misma dirección de Malaquías, pero más que desacreditar a los dirigentes judíos, quiere proponer pautas de con ducta para los dirigentes de la comunidad cristiana y lo hace en dos momentos: el primero, negativo, es una invectiva contra los fariseos, para que los dirigentes apren dan lo que no deben hacer; en el segundo, po sitivo, es notable la correlación del término “maestro”, no con la pala bra “discípu los”, sino con “hermanos”. Tal vez Jeremías nos ayuda a entender, cuando dice: “pondré mi Ley en su interior... y no tendrán que adoctrinarse unos a otros..., pues todos ellos me conocerán” (Jer 3134). ¿Será una alusión a la obra del Espíritu (Jn 14, 26)? La palabra “doctores” deriva de un verbo que quiere decir: “conducir, guiar”. Es Jesús, el Mesías, quien, junto con los creyentes, los que fueron enrolados en sus huestes, conduce hacia una nueva humanidad. Si la comuni dad cristiana es entonces el lugar de la presencia de la Trinidad, los dirigentes no se desubiquen.



P. Víctor M. Fernández, ssp.

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