viernes, 11 de marzo de 2016

La Amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. (Ana Catalina Emmerich). Preparación de la Pascua.

La Amarga Pasión

de

Nuestro Señor Jesucristo

Según las meditaciones de la Religiosa

ANA CATALINA EMMERICH DE WESTFALIA

LA ÚLTIMA CENA DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO

Preparación de la Pascua

El Jueves Santo 13 Nisán (29 de marzo)

(Cuando Jesús tenía 33 años, 18 semanas menos 1 día)


Ayer tarde fue cuando tuvo lugar la última gran comida del Señor y sus amigos, en casa de Simón el Leproso, en Betania, donde María Magdalena derramó por última vez los perfumes sobre Jesús. Judas se escandalizó en esta ocasión; corrió a Jerusalén y habló con los Príncipes de los Sacerdotes para vender a Jesús. Después de la comida, Jesús volvió a la casa de Lázaro y una part de los Apóstoles se dirigió hacia la posada, situada a la entrada de Betania. Por la noche Nicodemus vino a casa de Lázaro y habló mucho tiempo con el Señor; volvió a Jerusalén antes de amanecer, y Lázaro le acompañó parte del camino. Los discípulos habían preguntado a Jesús dónde quería comer la Pascua. Hoy antes del amanecer llamó el Señor a Pedro, a Santiago y a Juan; les habló mucho de todo lo que debían preparar y ordenar en Jerusalén, y les dijo que cuando subieran al Monte Sión encontrarían al hombre con el cántaro de agua. Ellos ya conocían a este hombre, pues en la última Pascua, en Betania, él había preparado la comida de Jesús; por eso, San Mateo, dice: ”Cierto hombre debía seguirlo hasta su casa y decirle: “El Maestro os manda decir que su tiempo se acerca, y que quiere hacer la Pascua en vuestra casa”. Después debían ser conducidos al cenáculo y ejecutar todas las disposiciones necesarias. Yo vi a dos Apóstoles subir a Jerusalén, siguiendo un barranco, al Mediodía del Templo, del lado septentrional de Sión. Sobre el flanco meridional de la montaña del Templo había una fila de casas; marcharon frente por frente de esas casas subiendo un torrente que los separaba de ellas. Cuando llegaron a la altura de Sión, más elevadas que las montañas del Templo, se dirigieron hacia Mediodía, y encontraron, al principio de una pequeña subida cerca de una casa vieja con muchos patios, al hombre que el Señor les había designado; le siguieron y le dijeron lo que Jesús les había mandado. Se alegró mucho de esta noticia y les respondía que una comida había sido ya dispuesta en su casa (probablemente por Nicodemus), que nos sabía para quién y que se alegraba que fuese para Jesús. Este hombre era Helí, cuñado de Zacarías de Hebrón, en cuya casa el año anterior había Jesús anunciado la muerte de Juan Bautista. No tenía más que un hijo, que era levita y muy amigo de Lucas, antes que éste hubiese venido al Señor, y, además, cinco hijas solteras. Iba todos los años a la fiesta de Pascua con sus criados, alquilaba una sala y preparaba la Pascua para personas que no tenían hospedaje en la ciudad. Este año había alquilado un cenáculo que pertenecía a Nicodemus y a José de Arimatea. Enseñó a los dos Apóstoles su posición y distribución interior.

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