La existencia de los Ángeles Custodios es una verdad cristiana consoladora. Cuando llegamos a este mundo Dios nos destina un ángel para que nos acompañe y proteja durante el peregrinar de nuestra vida. Es un protector, un amigo fiel que ni de día ni de noche nos abandona.
Esto nos trae paz y alegría porque , de esta suerte, nunca nos encontramos solos; un amigo invisible, pero real, bueno y poderoso, siempre está a nuestro lado para echarnos una mano.
En el Catecismo de la Iglesia Católica dice:
" Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles...» (N° 331)."Toda la vida de la Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles" (N° 334). "Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión... Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida" (N° 336).
Esta fiesta, esta recordación de nuestro Ángel Custodio, tiene por objeto agradecer a Dios el habernos dado a cada hombre un "Ángel de la Guarda" a quien siempre podemos dirigirnos y confiarnos.
Y al mismo tiempo recordar los deberes y la gratitud que le debemos a ese bondadoso protector y a ese amigo entrañable.
El Padre Alessio Parente dio un testimonio sobre el Padre Pío y su permanente relación con los Ángeles Custodios:
Habiendo vivido junto al Padre Pío durante más de seis años, con frecuencia le decía: “Padre, si no pudiera volver a verlo, ¿qué debo hacer si necesito sus oraciones?” Y el Padre Pío me respondía: “Si no puedes venir tu mismo, envíame tu ángel guardián. Él puede traerme tu mensaje y yo te asistiré lo mejor que pueda.”
Un día, cuando estaba sentado a su costado, el Padre Pío estaba tocando su rosario. Había tanta paz y tanta calma alrededor de él que me animé a hacerle algunas preguntas. Para mi sorpresa, me respondió: “Por favor, hijo mío, déjame solo. ¿No ves que estoy muy ocupado?”
“Qué raro”, pensé. Está sentado tocando su rosario y me dice que está ocupado.” Como me quedé totalmente en silencio, pensando que no era verdad que estaba ocupado, el Padre Pío me miró y dijo: “¿No ves a todos esos ángeles guardianes yendo y viniendo, trayéndome mensajes de parte de sus protegidos?”
Le respondí: “Padre, no vi a ningún ángel guardián, pero le creo, porque usted siempre le dice a la gente que le envíen los suyos.”
El 2 de octubre de 1993, siendo primer sábado de mes y fiesta de los Ángeles Custodios, nuestra Madre ha dicho en forma de locución interior al Padre Stefano Gobbi:
«Hijos predilectos, en este primer sábado de mes, os reunís en Cenáculo para renovar la consagración a mi Corazón Inmaculado y para venerar la memoria litúrgica de vuestros Ángeles Custodios. En los tiempos de la gran prueba, os invito a volver cada vez más fuerte el lazo que os une a vuestros Ángeles Custodios.
Ellos tienen, para vosotros, una misión importante y especial que desarrollar, sobre todo en los últimos tiempos.
Los Ángeles Custodios tienen sobre todo el encargo de ser Luz en vuestro camino.
Los días que vivís están señalados por una gran oscuridad que se hace cada vez más profunda y extendida.
Es la tiniebla de los errores que cubre la mente de los hombres y les vuelve así víctimas de la gran apostasía; es la tiniebla de los pecados que oscurece la belleza y santidad de las almas; es la tiniebla de la impureza que afea el esplendor de vuestro cuerpo, llamado a reflejar la gloria del Dios viviente.
Así, cuántos son hoy mis pobres hijos que viven como sombras, sumergidos por las tinieblas del error, del pecado y de la impureza.
A vuestro Ángeles Custodios se ha confiado el encargo de protegeros de la gran tiniebla que os circunda para haceros caminar siempre en la luz de la verdad, de la santidad, de la pureza, de la humildad, de la confianza y del amor.
_Los Ángeles Custodios tienen el encargo de ser la defensa de vuestra vida.
Qué numerosas y disimuladas son las insidias que cada día os tienden los espíritus malignos, los demonios que ahora han afliído al mundo y obran por doquier para conducir a las almas a la eterna condenación.
Su acción ahora se ha vuelto potente porque se ha asociado a la fuerza que tienen los medios de comunicación como la prensa y la televisión.
Con un refinamiento disimulado se difunde el mal en forma de bien, el pecado como ejercicio de la propia libertad, la transgresión de la Ley de Dios como una conquista de esta pobre y pervertida humanidad.
Qué fuertes y continuos son los ataques de los espíritus malignos, para golpearos aún en vuestra vida física con accidentes, desgracias, atentados, enfermedades, calamidades, explosiones de violencia, de guerra y de revoluciones.
A los Ángeles Custodios se les ha confiado el encargo de protegeros de todos estos males, de defenderos contra estas insidias para haceros caminar en la vida bajo su segura y potente protección.
_Los Ángeles Custodios tienen en fin el encargo de combatir con vosotros la misma batalla para obtener la misma victoria.
En la gran prueba, que ya ha llegado, se vuelve cada vez más fuerte y sangrienta la lucha entre la Mujer vestida del Sol y el Dragón rojo, entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, entre Cristo y el anticristo.
Es una batalla que se desarrolla sobre todo a nivel de espíritus: los espíritus buenos contra los espíritus malignos; los Ángeles contra los demonios; San Miguel Arcángel contra Lucifer.
Vosotros estáis implicados en esta gran lucha, que os supera inmensamente.
Por lo tanto debéis permanecer especialmente unidos a Aquellos que están cercanos a vosotros en el gran combate, que tienen gran potencia en esta lucha, que os ayudan a combatir y os conducen hacia la segura victoria.
Mi más pequeño niño, confía a la especial protección de tus Ángeles Custodios el largo y fatigoso viaje que, dentro de algunos días, debes llevar a cabo en Malasia, Indonesia, Australia, Islas Fiji y Nueva Zelanda para hacer por doquier los Cenáculos con sacerdotes y fieles de mi movimiento.
Hoy os invito a todos a volver más asidua la oración, más fuerte el vínculo de unión, más profundo el afecto hacia estos Ángeles de Luz, que os han sido dados por el Señor para vuestra custodia y protección.
En unión con todos ellos os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.»
Oración al Ángel Custodio:
Ángel de Dios que eres mi Custodio,
ya que el Señor me ha encomendado a ti
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname.
Amén.
Fuente:
- Testigos de ayer y de hoy. Hipólito Martínez
- Padre Pío. Su testamento espiritual. (Selección por Patricia Treece)
- A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen.
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