Les recomiendo que tengan un firme propósito general que los ayudará a servir a Dios siempre y con todo el corazón: no teman por el mañana. Piensen en hacer el bien hoy. Y cuando llegue el mañana, será el hoy y entonces podrán pensar en él. Confíen en la Providencia. Es necesario guardar el maná solamente para un día y nada más. Acuérdense del pueblo de Israel en el desierto.
Carta a los seminaristas capuchinos del 4 de julio de 1917
Fuente: Padre Pío. Su testamento espiritual
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