domingo, 3 de julio de 2011

Devoción al Sagrado Corazón, unión de corazones


        El Culto al Sagrado Corazón de Jesús es una devoción muy antigua entre los cristianos y simboliza primordialmente la unión entre el corazón del hombre que se transfigura en el Corazón de Cristo.
        Jesús nos muestra la naturaleza y esencia de su Corazón en la cruz, al entregar, por amor, su vida. "No hay amor más grande que éste, dar la vida por sus amigos" (Jn. 15,13)
        Esto nos llama y nos invita a abrir nuestro corazón a los demás como Él nos enseña y, por amor a Jesús no podemos dejar de amar y servir a nuestros hermanos. Si queremos y decimos ser seguidores de Cristo, nos cabe tener los mismos sentimientos de Cristo: el despojo, el servicio, la entrega, la obediencia a la voluntad del Padre, el amor por los necesitados, la solidaridad con los oprimidos, la defensa de la justicia, la humildad, el ferviente impulso y defensa de los valores de la vida.
        La oración y el culto al Sagrado Corazón de Jesús logran hacer en nosotros una transformación tal, que hará en los demás reconocer en nuestros actos y en nuestra propia vida la cercanía de Cristo, y nos obligará con alegría a invitar a los demás a compartir ese sentimiento y a practicar esta devoción.
        Esta devoción tiene tres pilares que se destacan fundamentalmente:

Amor:  Si verdaderamente amamos a Jesús no podemos dejar en nuestra vida de amar a nuestros hermanos.
 
Consagración: Consagrarse es dedicarse en exclusividad a algo o a alguien. Aquí nos consagramos al Divino Corazón de Jesús. Es responder a su amor. Es un estado de permanente entrega a todo lo que Él hizo y hace por nosotros. Es responder al llamado que desde el Bautismo se completa en la Eucaristía, que es el sacramento del Amor.

Reparación: En esta devoción adquiere un significado particular la actitud de restaurar el mal causado por el pecado del mundo en sus múltiples manifestaciones hacia la figura de Cristo directamente o en los actos de injusticia, corrupción, violencia, desprecio por la vida, etc., que a diario soporta tristemente. Si el pecado es decirle NO al amor de Dios, la reparación está vinculada a esa actitud. De tal manera que teniendo constancia y sentido del pecado, busquemos con nuestros actos y nuestra oración reparar este mal y comenzar a caminar en sentido de la conversión.

       En el documento Gaudium et spes (N° 11) del Concilio Vaticano II leemos: "Los valores del hombre a causa de la corrupción del corazón humano, sufren con frecuencia desviaciones contrarias a su debido orden, por eso necesitan purificación". Nos unimos entonces a Cristo agonizante, siendo solidarios con Él, que se solidariza con la humanidad toda.
        La devoción al Sagrado Corazón es devolver a Jesús todo lo que Él nos ha dado con su entrega sin condicionamientos y sin especulaciones. Es decirle a Jesús que somos sus amigos y jamás volverá a estar abandonado como en el calvario y que por Él seremos capaces de dar nuestra vida; y al igual que la canción popular podremos decir: "El amigo verdadero, ha de ser como la sangre: que siempre acude a la herida, sin esperar que la llamen.


Fuente: Meditaciones al Sagrado Corazón

No hay comentarios :

Publicar un comentario