viernes, 30 de septiembre de 2011

Homilía del Obispo de San Nicolás. Santuario María del Rosario. 28 °aniversario de su aparición 25-09-11




HOMILÍA DE MONS. HÉCTOR CARDELLI 25 DE SETIEMBRE DE 2011

Evangelio de Mt.21, 28-32 .



     El valor supremo de la vida humana es hacer la voluntad de Dios. Estos servidores del   Evangelio nos lo enseñan en el ejemplo que el mismo Jesús nos propone:
       Voy, Señor, pero luego no va;
       No voy, Señor, pero luego va .
      No se trata de una veleidad, sino de una decisión libre de la voluntad: decido ir! En este proceso de ir o no ir, la voluntad humana tiene la última decisión; la invitación viene siempre de Dios, Él toma la iniciativa desde su voluntad salvífica, pero la última palabra la da el hombre, haciendo uso de su libre decisión.
      Nuestra vida se debate entre estos dos extremos: Dios me da la capacidad de decidir libremente para dignificarme en la comunión, con su voluntad, y yo le respondo de acuerdo a una decisión personal que de no estar en sintonía con la voluntad divina, corro el riesgo de equivocarme.
       Hoy contemplamos a María, iniciando su séptimo mes de embarazo. La comunicación de la Virgen con su Hijo es contemplación y adoración. María ve con el corazón de Madre el corazón de su Hijo que le revela el misterio de Dios. Contempla y adora la vida divina que hay en esa vida humana que le muestra  toda la divinidad de Dios.
     La experiencia de la grandeza de Dios en la pequeñez de su Hijo, a María le hace experimentar su propia pequeñez y la grandeza de lo que Dios realiza en Ella. En Ella, todo es adoración  y amor.
     Así nuestra vida, a ejemplo de la de María, debe transcurrir entre estos dos modos: adoración a Dios que nos interviene para salvarnos y amor a Él, para corresponderle a su voluntad.
      Es un ejercicio de espiritualidad mariana que nos convoca a hacer de nuestra vida un calco de la de Jesús, que quiere crecer en nosotros hasta poder decirle a Dios, que no se haga mi voluntad , sino la tuya.
      En María, la mujer perfecta, esta armónica sintonía de las voluntades de Dios y de Ella, han sido acompasadas durante su vida.
      En nosotros, muchas veces hemos dicho sí y luego lo desdijimos con nuestro rechazo, pero este comportamiento, iluminado por la gracia, nos lleva a un gradual ajuste entre la voluntad frágil de nosotros y la voluntad salvadora de Dios.
     Poco a poco nuestros “no voy” se transforman en respuestas positivas, haciendo sintonía con lo que Dios quiere de cada uno. Este proceso de santificación nos asemeja a María y especialmente, a Jesús, que vino a dar cumplimiento a la voluntad del Padre, hasta la cruz.
   Hoy, 25 de septiembre, hemos venido a este “bendito lugar” elegido por María. Las motivaciones que nos trajeron hasta aquí pueden ser variadas, cada uno conoce las de su corazón.
      En algunos pueden ser movidas por una resistencia a aceptar la voluntad de Dios que exige un mayor discernimiento para esclarecerla; tal vez, pedir que “pase de nosotros un cáliz amargo”, como vivió Jesús en el calvario y el encuentro con Él revierta la situación y adecue mi voluntad a la suya, pudiendo exclamar con paz, dame fuerzas para aceptar tu designio en lugar de rechazarlo. Sería el caso de haber dicho “no voy”, pero el Señor convierte mi “no” en un “sí”, que abre las puertas al caudal de gracia preparado para cada uno, en consonancia con la respuesta, acorde a lo que nos pide. No se haga mi Voluntad, sino la Tuya!
      El espíritu de adoración y amor al proyecto de Dios nos convierte; renueva nuestra vida infundiendo a nuestra mirada y criterio natural y egoísta la dimensión sobrenatural y eterna, necesaria para ingresar a su viña.
      No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino, sino sólo aquél que hace la voluntad de Dios, que es el valor supremo que renueva nuestra vida.
Peregrinos: Ella no convoca no para complacer aquella voluntad que no nos acerca a Jesús, sino para que hagamos lo que Él dice para plenificar y asociar nuestra voluntad a la suya.
      Hoy es el momento de pedir a la Madre y Maestra la gracia de la conversión a Él, a fin de que los publicanos y pecadores sean edificados por nuestra maleabilidad a la gracia, en lugar de que nos precedan cuantos en el comienzo dijeron “no voy”, a diferencia de quienes hemos dicho “sí voy” y terminamos no respondiendo a esa invitación.
      Aquí, María, quiero decirte con humildad, amor y una infinita confianza:  “Madre, no te merezco, pero te necesito”


  Mons. Héctor Cardelli
  Obispo diocesano de San Nicolás


Fuente:

http://www.virgen-de-san-nicolas.org 

Domingo 26° Tiempo Ordinario Ciclo A 25-09-11

  Libro de Ezequiel 18,25-28. 

      Ustedes dirán: "El proceder del Señor no es correcto". Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto? 
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. 
      Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. 
El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá. 

Salmo 25(24),4bc-5.6-7.8-9. 

Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, 
porque tú eres mi Dios y mi salvador, y yo espero en ti todo el día.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos.

No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: 
Por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto: 
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente 
y enseña su camino a los pobres.

Carta de San Pablo a los Filipenses 2,1-11. 

       Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, 
les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. 
       No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. 
       Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. 
       Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. 
       El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: 
al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, 
se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. 
       Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, 
para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, 
y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor". 

Evangelio según San Mateo 21,28-32. 

      "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'. 
       El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue. 
       Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue. 
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. 
       En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.  


El Papa en Alemania: En español, la homilía de Benedicto XVI en Friburgo


La Iglesia será una bendición de Dios para el mundo
si permanece en comunión con Pedro y los Apóstoles

Aeropuerto turístico de Friburgo de Brisgovia, 
domingo 25 de septiembre de 2011
Queridos hermanos y hermanas: 


      Me emociona celebrar aquí, una vez más, la Eucaristía, la Acción de Gracias, con tanta gente llegada de distintas partes de Alemania y de los países limítrofes. Dirijamos nuestro agradecimiento sobre todo a Dios, en el cual vivimos y nos movemos. También a todos vosotros por vuestra oración por el Sucesor de Pedro, para que siga ejerciendo su ministerio con alegría y esperanza confiada, confirmando a los hermanos en la fe.



      "Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia…", hemos dicho en la oración colecta. En la primera lectura, hemos escuchado cómo Dios ha manifestado en la historia de Israel el poder de su misericordia. La experiencia del exilio en Babilonia había hecho caer al pueblo en una crisis de fe: ¿Por qué sobrevino esta calamidad? ¿Acaso Dios no era verdaderamente poderoso?


El poder de Dios se manifiesta en la misericordia

      Ante todas las cosas terribles que suceden hoy en el mundo, hay teólogos que dicen que Dios no puede ser omnipotente. Frente a esto, profesamos nuestra fe en Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Nos alegramos y agradecemos que Él sea todopoderoso.  Pero, al mismo tiempo, debemos darnos cuenta de que Él ejerce su poder de manera distinta a como suelen hacer los hombres. Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y agradecidos por el don de la libertad. Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos.

      Confiemos en Dios, cuyo poder se manifiesta sobre todo en la misericordia y el perdón. Queridos hermanos, no dudemos de que Dios desea la salvación de su pueblo. Desea nuestra salvación. Siempre, y sobre todo en los tiempos de peligro y de cambio radical, Él nos acompaña, su corazón se conmueve por nosotros, se inclina sobre nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda alcanzar nuestros corazones, es necesario que nos abramos a Él, que estemos dispuestos a abandonar el mal, a superar la indiferencia y a dar cabida a su Palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos coacciona.

Lo que cuentan son las obras fruto de la fe

      Jesús retoma en el Evangelio este tema fundamental de la predicación profética. Narra la parábola de los dos hijos enviados por el padre a trabajar en la viña. El primer hijo responde: "«No quiero». Pero después se arrepintió y fue" (Mt 21, 29). El otro, sin embargo, dijo al padre: "«Voy, señor». Pero no fue" (Mt 21, 30). A la pregunta de Jesús, sobre quién de los dos ha hecho la voluntad del padre, los que le escuchaban responden: "El primero" (Mt 21, 31). El mensaje de la parábola es claro: no cuentan las palabras, sino las obras, los hechos de conversión y de fe. Jesús dirige este mensaje a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los que entienden de religión en el pueblo de Israel. En un primer momento, ellos dicen "sí" a la voluntad de Dios, pero su religiosidad acaba siendo una rutina, y Dios ya no les inquieta. Por esto perciben el mensaje de Juan el Bautista y de Jesús como una molestia.

      Así, el Señor concluye su parábola con palabras drásticas: "Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis" (Mt 21, 31-32). Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe.

La renovación de la Iglesia pasa por la conversión

      De este modo, la palabra de Jesús nos debe hacer reflexionar, es más, nos debe impactar a todos. Sin embargo, esto no significa en modo alguno que todos los que viven en la Iglesia y trabajan en ella deban ser considerados alejados de Jesús y del Reino de Dios. No, absolutamente no. En este momento, más bien debemos dirigir una palabra de profundo agradecimiento a tantos colaboradores, empleados y voluntarios, sin los cuales sería impensable la vida en las parroquias y en toda la Iglesia. La Iglesia en Alemania tiene muchas instituciones sociales y caritativas, en las cuales el amor por el prójimo se lleva a cabo de una forma socialmente eficaz y que llega a los confines de la tierra. Quisiera expresar mi gratitud y aprecio a todos aquellos que colaboran en Caritas alemana o en otras organizaciones, o que generosamente ponen a disposición su tiempo y sus fuerzas para las tareas de voluntariado en la Iglesia. Este servicio requiere, ante todo, una competencia objetiva y profesional. Pero en el espíritu de la enseñanza de Jesús se necesita algo más: un corazón abierto, que se deja conmover por el amor de Cristo, y así presta al prójimo que nos necesita más que un servicio técnico: amor, con el que se muestra al otro el Dios que ama, Cristo. Entonces preguntémonos: ¿Cómo es mi relación personal con Dios, en la oración, en la participación a la Misa dominical, en la profundización de la fe mediante la meditación de la Sagrada Escritura y el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica? Queridos amigos, en último término, la renovación de la Iglesia puede llevarse a cabo solamente mediante la disponibilidad a la conversión y una fe renovada.

El tercer Hijo de la parábola de hoy
 
       En el Evangelio de este domingo se habla de dos hijos, tras los cuales, está de modo misterioso un tercero. El primer hijo dice no, pero hace lo que se le ordena. El segundo dice sí, pero no cumple la voluntad del padre. El tercero dice "sí" y hace lo que se le ordena. Este tercer hijo es el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, que nos ha reunido a todos aquí. Jesús, entrando en el mundo, dijo: "He aquí que vengo… para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad" (Hb 10, 7). Este "sí", no solamente lo pronunció, sino que también lo cumplió. En el himno cristológico de la segunda lectura se dice: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte y una muerte de cruz" (Flp 2, 6-8). En la humildad y la obediencia, Jesús ha cumplido la voluntad del Padre, ha muerto en la cruz por sus hermanos y hermanas y nos ha redimido de nuestra soberbia y obstinación. Démosle gracias por su sacrificio, doblemos nuestra rodilla ante su Nombre y proclamemos junto con los discípulos de la primera generación: "Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre" (Flp 2, 10).
 
       La vida cristiana debe medirse continuamente con Cristo: "Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús" (Flp 2, 5), escribe san Pablo en la introducción al himno cristológico. Algunos versículos antes, había exhortado: "Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir" (Flp 2, 1-2).

       Como Cristo estaba totalmente unido al Padre y le obedecía, así sus discípulos deben obedecer a Dios y tener entre ellos un mismo sentir. Queridos amigos, con Pablo me atrevo a exhortaros: Dadme esta gran alegría estando firmemente unidos a Cristo. La Iglesia en Alemania superará los grandes desafíos del presente y del futuro y seguirá siendo fermento en la sociedad, si los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos que creen en Cristo, fieles a su vocación especifica, colaboran juntos; si las parroquias, las comunidades y los movimientos se sostienen y se enriquecen mutuamente; si los bautizados y confirmados, en comunión con su obispo, tienen alta la antorcha de una fe inalterada y dejan que ella ilumine sus ricos conocimientos y capacidades.
 
      La Iglesia en Alemania seguirá siendo una bendición para la comunidad católica mundial, si permanece fielmente unida a los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, si de diversos modos cuida la colaboración con los países de misión y se deja también "contagiar" en esto por la alegría en la fe de las iglesias jóvenes.
 
El primado de la humildad

       Pablo une la llamada a la humildad con la exhortación a la unidad: "No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás" (Flp 2, 3-4). La vida cristiana es una pro-existencia: un ser para el otro, un compromiso humilde para con el prójimo y con el bien común. Queridos fieles, la humildad es una virtud que hoy no goza de gran estima, pero los discípulos del Señor saben que esta virtud es, por decirlo así, el aceite que hace fecundos los procesos de diálogo, fácil la colaboración y cordial la unidad. Humilitas, la palabra latina para "humildad", está relacionada conhumus, es decir con la adherencia a la tierra, a la realidad. Las personas humildes tienen los pies en la tierra. Pero, sobre todo, escuchan a Cristo, la Palabra de Dios, que renueva sin cesar a la Iglesia y a cada uno de sus miembros.
 
       Pidamos a Dios el ánimo y la humildad de avanzar por el camino de la fe, de alcanzar la riqueza de su misericordia y de tener la mirada fija en Cristo, la Palabra que hace nuevas todas las cosas, que para nosotros es "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14, 6), que es nuestro futuro. Amén.




Fuente: Eclesia Digital

Domingo 25° Tiempo Ordinario Ciclo A 18-09-11


Libro de Isaías 55,6-9. 

      ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! 
Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva el Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. 
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-. 
Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. 


Salmo 145(144),2-3.8-9.17-18. 

      Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable!
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.

El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad.

Carta de San Pablo a los Filipenses 1,20c-24.27a.

      Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. 
      Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. 
      Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo. 
Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. De esa manera, sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes estando ausente, sabré que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio. 

Evangelio según San Mateo 20,1-16a. 

       Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. 
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. 
      Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, 
les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. 
      Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. 
      Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'. 
      Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'. 
      Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'. 
      Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. 
      Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. 
      Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, 
diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
      El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? 
      Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. 
     ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'. 
      Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".



Comentario de San Gragorio Magno


       El Señor no cesa en ningún momento de enviar obreros para cultivar su viña...: por medio de los patriarcas, luego de los doctores de la Ley y los profetas, y por último, los apóstoles, trabajaba, en cierto modo, cultivando su viña por medio de sus trabajadores. Todos aquellos que, a una fe recta, se unen las buenas obras han sido los obreros de esta viña...
        Los trabajadores del principio del día, de la tercera, de la sexta y de la novena hora representan, pues, el antiguo pueblo hebreo, que, se aplica... desde el comienzo del mundo, a dar culto a Dios con una fe recta, y por tanto, no ha cesado, por así decirlo, de trabajar en el cultivo de la vid. Pero a la 11ª hora, son llamados los paganos, y es a ellos a quienes se destinan estas palabras: "¿por qué habéis estado allí, toda la jornada, sin hacer nada? " pues a lo largo de mucho tiempo, los paganos se habían descuidado de trabajar para la vida eterna, y estaban ahí, en cierta forma, toda la jornada, sin hacer nada. Pero observad, hermanos, lo que responden a la pregunta que se les ha planteado: «porque nadie nos ha contratado». En efecto, ningún patriarca, ni ningún profeta habían llegado a ellos. Y ¿qué quiere decir: "nadie nos ha contratado para trabajar" sino: "nadie nos ha predicado el camino de la vida «?
        Pero nosotros, ¿qué excusa pondremos, si no hacemos buenas obras? Recordemos que hemos recibido la fe, al salir del seno de nuestra madre, escuchado las palabras de vida desde
nuestra cuna, y fueron las ubres de la santa Iglesia el alimento de la doctrina celestial al mismo tiempo que la leche materna.



Fuente: El Evangelio del día

domingo, 18 de septiembre de 2011

María nos dice: "Debéis ser pequeños".


      

      Durante el mes de septiembre la liturgia celebra a la Virgen María con diferentes fiestas, entre ellas, la Fiesta de la Natividad el día 8 de septiembre. Celebramos que nuestra Madre naciera libre de pecado para ser elegida Madre de Dios y por lo tanto colaboradora directa en la misión de su Hijo para llevar a cabo la voluntad de Dios: la salvación del género humano. 

      A propósito de esto me gustaría dejarles, para una posterior reflexión, un mensaje que ella misma diera a uno de sus "hijos predilectos" como llama la Virgen María a los sacerdotes. Es un mensaje dado por ella al Padre Stefano Gobbi, a quien dió numerosos mensajes por medio de locuciones interiores entre los años 1973 y 1997, con la misión de fundar el Movimiento Sacerdotal Mariano, movimiento que llevó por todo el mundo para reunir a los sacerdotes invitados por él a consagrarse al Corazón Inmaculado de María y que, unidos fuertemente al Papa y a la Iglesia a él unida, llevaran a los fieles al refugio seguro de su Corazón maternal. 

      Estos mensajes están contenidos en el libro llamado "A los sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen María". Aquí, ella misma nos habla de este importante acontecimiento:

8 de septiembre de 1976
Natividad de la Sma. Virgen María

Debéis ser pequeños.

      «Mirad, oh hijos, a esta vuestra Madre niña. Por ser pequeña fui grata al Altísimo.
      La exención de toda mancha de pecado, que por privilegio tuve desde el primer instante de mi concepción, me dio la verdadera medida de mi pequeñez.
        Pequeña por ser criatura de Dios y porque fui predestinada para ser la Madre del Verbo.
      Pequeña porque todo lo tuve de Dios.
      Pequeña porque fui cubierta con la sombra del Poder de Dios, que me recubrió con Su grandeza.
      Mi riqueza es, por eso, sólo la de los pequeños y de los pobres: la humildad, la confianza, el abandono, la esperanza.
      Hoy la Iglesia os invita a mirar a vuestra Madre Celeste en el momento de su nacimiento.
      Mirad, mis predilectos, a vuestra Madre niña y aprenderéis a ser pequeños.
      Debéis ser pequeños porque sois mis hijos y, por eso, debéis vivir mi misma vida.
      Debéis ser pequeños para convertiros en dóciles instrumentos para mis designios y para atraer sobre vosotros la complacencia de mi Hijo Jesús.
      ¡Cuánto os ama Jesús, hijos míos predilectos! Os ama precisamente porque queréis ser pequeños, pobres, sencillos, humildes.
      Debéis ser pequeños para hacer frente a Satanás, que logra seducir con el orgullo y la soberbia.
      ¿No comprendéis que a vosotros jamás logrará seducirlos y engañarlos si permanecéis humildes?
      Debéís ser cada vez más pequeños, porque vuestra Madre os quiere nutrir, os quiere vestir, os quiere llevar en sus brazos.
      Debéis ser pequeños porque así diréis siempre  a la voluntad del Padre.
      Decid Conmigo vuestro sí. Así en vosotros se repetirá siempre el  de mi perfecta docilidad al querer de Dios.
      Pequeños, en fin , para formar este humilde talón que Satanás intentará morder, pero con el que Yo misma le aplastaré la cabeza.

      Debéis, por eso, ser cada vez más pequeños si queréis preparar el mayor triunfo de mi Corazón Inmaculado.»


Fuente: 

  • A los sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen María (Centro Internacional Movimiento Sacerdotal Mariano). Págs. 217-218

domingo, 11 de septiembre de 2011

Domingo 24° Tiempo ordinario Ciclo A 11-09-11

PRIMERA LECTURA

Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absuelto tus pecados

 

Lectura del libro del Eclesiástico


      También el rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio de pecador. El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
       Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! Él, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados? Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

El Señor es bondadoso y compasivo



Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
 bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
 rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
 cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.

SEGUNDA LECTURA

Tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma


      Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor.  Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos.

Palabra de Dios.

ALELUIA

¡Aleluia!
Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros.
Así como yo los he amado,
ámense también ustedes los unos a los otros.
¡Aleluia!

EVANGELIO

No perdones sólo siete veces, sino setenta veces siete

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Mateo


      Entonces se adelantó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”.  Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Señor, dame un plazo y te pagaré todo”. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.  Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: “Págame lo que me debes”.  El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: “Dame un plazo y te pagaré la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: “¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.

Palabra del Señor.


Reflexión de La hojita del Domingo. Editorial San Pablo


Corrección fraterna


      Hoy se nos presenta una parábola, es decir una narración que ofrece todos los elementos para entenderla, pero la conclusión la debe sacar el lector. Se contraponen dos servidores, dos deudas, pero dos diferentes acreedores. Una deuda era exorbitante: seis millones de denarios, la segunda, en comparación, misérrima: cien denarios. El denario era la paga de un jornalero por un día de trabajo. A María, para la unción de los pies de Jesús, el perfume le había salido el sueldo de un año de trabajo (Jn 12,5). Cuanto a los servidores, ambos son empleados del rey, pero uno está endeudado con el soberano, el otro con su compañero. La desproporción entre las dos deudas y los acreedores es inmensa. Esto es intencional. ¿A quiénes representan los dos servidores? 
       La parábola está a continuación del evangelio del domingo pasado: un integrante de la comunidad vacila en su fe, y otro lo reprende por el escándalo que eso significaba, como que el primero estuviera en deuda con su comunidad, mientras el segundo se sentiría muy seguro de sí mismo. ¿No querrá decir la parábola de hoy que el que reprende por estar en lo justo, debe ser cuidadosamente misericordioso con su hermano, porque él tuvo una deuda mayor y fue perdonado gratuitamente por su Rey? La parábola apunta a afirmar relaciones de misericordia en nuestras comunidades. La 1° lectura es del libro del Eclesiástico. Lo escribe un nieto que admiraba mucho a su abuelo y no querría que se perdiese su sabiduría. El libro, una colección de proverbios e instrucciones, es del 132 a.C. y pertenece al grupo de los libros bíblicos sapienciales. el texto que leemos está muy relacionado con la parábola de Mateo.


Por P. Aldo Ranieri

Fuente: 

  • Nuestra Biblia Abierta. El Libro del pueblo de Dios
  • La hojita del Domingo (Editorial San Pablo)