En este vigésimo noveno aniversario de las apariciones de la Virgen María en San Nicolás de los Arroyos (25 de septiembre de 1983) a una humilde mujer llamada Gladys Motta, leemos en los medios que este martes pasado se hicieron presentes en el Santuario unos 300 mil fieles, y que pasaron 800 mil en todo el fin de semana. Tal parece que la ciudad no dio abasto. La reseña dice que no sólo vino gente de nuestro país sino también de los países limítrofes: Uruguay, Paraguay y Bolivia. Aquí pueden leer la nota completa.
Mi interés pasa
en esta fecha por resaltar lo que considero importante: nuestra Madre se hizo
presente en el pasado en distintos pueblos humildes y casi alejados de las
grandes ciudades y aún se hace presente en varios de ellos para acompañar a
nosotros, sus hijos, Pueblo de Dios, en este lento peregrinar que es nuestra
vida con la alegría, la esperanza y la tribulación que Dios quiera mandarnos,
en estas épocas de confusión y rebeldía casi general, en este alejamiento del
Padre Celestial que experimenta al presente la humanidad entera.
La Virgen María
viene aún a recordarnos, a través de sus mensajes, como solícita Mensajera de
parte de Dios y amorosa Madre, que es necesaria una verdadera y
profunda conversión. Nos invita suave pero firme a renovar la fe en
Cristo, nuestro Salvador y Señor de la Historia y el único que puede
conducirnos a Dios y la felicidad eterna, como corolario de nuestra vida
cotidiana, hecha entrega fiel, vivida según su voluntad y su Ley de Amor.
Desde la página
del Santuario pueden leer los mensajes que la Virgen ha dado a Gladys. Siempre
debemos leer estos mensajes con fe y no por pura curiosidad, sino como una guía
para realizar en nosotros aquello que Dios desea de cada uno y que podemos
concretarlo llevando a cabo lo que María nos pide con insistencia, pues desea
nuestra propia salvación y, con nuestra colaboración, la de todo el mundo.
En sus mensajes se repite una
constante y el motivo de su visitas frecuentes y cada vez más prolongadas a lo
largo de la tierra:
13-5-89 1655
"Hija mía, hoy, como entonces en Fátima, nuevamente son Mis visitas
aquí en
la tierra; aunque son éstas
más frecuentes y prolongadas, ya que la humanidad vive momentos de
gran dramatismo.
¿Es que el hombre no ha comprendido aún, que sólo debe estar al servicio
de
Dios? Perecerá su alma si se resiste a hacerlo.
Muchos corazones no aceptan Mi invitación a la oración, a la conversión;
es por
eso que la obra del demonio crece y se extiende.
Hijos míos: Por medio de la oración y la conversión, retornaréis a Dios;
que no
encuentre El, aridez en vuestro corazón.
Alabado sea el Altísimo. Predícalo."
Nos dice José Ordóñez en su libro "No dejéis pasar este momento.
Hechos y mensajes de María de San Nicolás" (Editorial Lúmen) que ella en
sus mensajes nos pide
la conversión más de sesenta y seis veces:
3-5-88 1409
"¡Oh hija mía, el Señor, es la Esperanza, la Vida! La Palabra del
Señor, es el
Verdadero Alimento que nutre al cristiano.
Cristo, hoy; no es amado, no es seguido, no es escuchado.
Cristo, es hoy por muchos, injuriado, despreciado, atacado.
La Madre, está llevando a los hombres, la Palabra de Su Hijo y su gran
pedido:
Conversión. Amén, amén.
Hazlo conocer."
El centro de los mensajes
dados en San Nicolás, Fátima, Garabandal, Lourdes o Medjugorje es siempre
el mismo: realizar en nosotros la conversión pedida por
Nuestro Señor, que resulta de la escucha atenta del llamado que Dios
mismo hace en nuestro interior y que sólo es posible percibirlo si oramos y
tratamos de vivir ensu presencia y comunión a diario.
Es, en resumen, lo que Dios
ha dicho con sus propias palabras en el Monte
Tabor: "Este
es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo." en presencia de Pedro, Santiago y Juan, (los tres Apóstoles que luego
se constituyeron en las Columnas de la Iglesia naciente), en
el momento de la
Transfiguración de Jesús, en el que Él manifestó, por anticipado,
la
gloria de su Resurrección.
También reiteradas veces nos pide la Consagración a su Inmaculado
Corazón:
Oración para Consagrarnos:
7-9-84, Mensaje 275
“¡Oh Madre! Quiero Consagrarme a Ti.
Virgen María hoy Consagro mi vida a Ti.
Siento necesidad constante de tu presencia en mi vida,
para que me protejas, me guíes y me consueles.
Sé que en Ti mi alma encontrará reposo
y la angustia en mí no entrará,
mi derrota se convertirá en victoria,
mi fatiga en Ti fortaleza es”.
Amén.
"A todos mis hijos que se Consagren a vuestra Madre, os digo: Mi corazón recibe gozoso esa entrega, ese amor que ofrecéis porque son almas que se salvan de las garras del mal mereciendo la Gloria Eterna, la Gloria del Señor. Amén. Amén.
Dadlo a conocer.
Que esto sea meditado, quiera Dios iluminar vuestros espíritus para que lleguen a comprender el valor de la Consagración."
Visiten la página web del Santuario
María del Rosario de San Nicolás y lean los
mensajes.
Ofrezcamos nuestras obras diarias y roguemos a nuestra Madre con
insistencia
por la conversión del mundo y por nuestra propia conversión
diaria.
Consagrémonos a su Inmaculado Corazón.
Fuente:
·
No dejéis pasar este
momento. Hechos y mensajes de María de San
Nicolás
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