viernes, 10 de junio de 2011

En el Corazón de Cristo está la Redención del hombre

    
      El Santo Padre, Juan Pablo II, ha querido comenzar su pontificado con una Carta Encíclica, titulada "El Redentor del Hombre". Consideremos algunas de sus expresiones. En el n° 8, mirando los inmensos progresos materiales que hay en el mundo, se pregunta el Papa: "¿El mundo de la nueva época, el mundo de los vuelos cósmicos, el mundo de las conquistas científicas y técnicas, no es al mismo tiempo el mundo que gime y sufre y está esperando la manifestación de Dios?" Verdaderamente el hombre moderno, también y mucho, necesita la Redención, la Salvación.  ¿Y dónde encontrará esta salvación, este renacimiento? ¡Pues en Cristo!

     Dice el Papa: "La Redención del mundo (ese misterio tremendo del amor, en el que la Creación es renovada) es, en su raíz más profunda, la plenitud de toda justicia y de toda santidad, en un corazón humano, en el CORAZÓN DE CRISTO; para que él pueda hacerse justicia y santidad para los corazones de los hombres, los cuales han sido predestinados desde la eternidad a ser hijos de Dios" (n°9).

     El hombre, pues, debe acercarse al Corazón Humano de Cristo. donde se realiza la salvación de todos los corazones humanos. En el Corazón de Cristo está la Redención del Hombre. El hombre se redime en el Corazón de Cristo; en Cristo y por Cristo.

     Dice el Papa: "En Jesucristo , todo el mundo visible adquyiere nuevamente, el vínculo original con la misma fuente divina de toda sabiduría y amor" (n°8).
Acercarnos al Corazón de Cristo, es acercarnos a la Redención, a la Salvación, a un nuevo Renacimiento espiritual.

     ¡Señor, tú eres el Redentor del Hombre! Tú eres el que pagó con su sangre, el rescate de todos. No sólo arriesgaste tu vida, sino que la entregaste. No sólo ao sólo fue tu alma y tu espíritu, fue tu mismo Corazón el que nos redimió.

     Libertadores hay muchos en las historias de los pueblos, que acaso los liberaron de las opresiones políticas, económicas o sociales... pero Tú, sólo Tú, eres Redentor. Nos rescataste pagando tu sangre divina, con tu vida divina.

     Te pedimos, oh, Señor, que cada día nos acerquemos más a ti y mejor te conozcamos; que cada día, nos confiermos plenamente a tu Corazón Divino. Te pedimos que muchos sean los que por este camino que es tu Duvino Corazón, encuentren la Redención.

     El hombre moderno, cansado de tantas filosofías y de tantos discursos; desilusionado de todo su poder y su técnica, necesita encontrarte y en tu Corazón, beber las aguas vivas de una nueva creación, de una nueva existencia.

Fuente: Mes del Sagrado Corazón de Jesús. Pbro. Luis Astigarraga

     Pueden leer aquí, si lo desean, la carta encíclica Redemptor hominis (Redentor del hombre) escrita por Su Santidad Juan Pablo II. Nada mejor que leer detenidamente las esclarecedoras palabras que Juan Pablo II escribiera al inicio de su pontificado, en 1979, sobre el misterio de la Redención.

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