PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis
Pondré enemistad entre tu descendencia y la de la mujer
Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
“¿Dónde estás?”. “Oí tus pasos por el
jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí”. Él replicó: “¿Y quién te dijo que estabas
desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?”. El hombre respondió: “La mujer que pusiste a
mi lado me dio el fruto y yo comí de él”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Cómo hiciste
semejante cosa?”. La mujer respondió: “La serpiente me sedujo y comí”.
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: ,“Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo.
Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo.
Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”.
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: ,“Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo.
Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo.
Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”.
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
Palabra de
Dios.
SALMO RESPONSORIAL
¡Canten al Señor un canto nuevo, porque Él hizo
maravillas!
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a
los cristianos de Éfeso
Dios nos ha elegido en Cristo antes de la creación del mundo
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor
Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo,
para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia,
que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano
- según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad -
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo,
para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia,
que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano
- según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad -
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
ALELUIA
¡Aleluia!
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. ¡Aleluia!
EVANGELIO
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas
¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!
En el
sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era
María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de
gracia, el Señor está contigo”. Al oír
estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar
ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él
será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no
tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo
relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel
concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se
encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo
entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has
dicho”. Y el Ángel se alejó.
Palabra
del Señor.
Alocución
del Papa Benedicto XVI previa al rezo del Angelus en la fiesta de la Inmaculada
Hoy la Iglesia
celebra solemnemente la Concepción Inmaculada de María. Como lo declaró el
beato Pío IX en su Carta 'Apostólica Ineffabilis Deus' de 1854, Ella “fue
preservada, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión
de los méritos de Cristo Jesucristo Salvador del género humano, inmune de toda
mancha de pecado original”.
Esta
verdad de fe está contenida en las palabras del saludo que le dirige el
Arcángel Gabriel: “Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo” (Lc
1,28).
La
expresión “llena de gracia” indica la obra maravillosa del amor de Dios, que ha
querido devolvernos la vida y la libertad, perdidas con el pecado, mediante su
Hijo Unigénito encarnado, muerto y resucitado. Por esto, desde el siglo II en
Oriente y en Occidente, la Iglesia invoca y celebra la Virgen que, con su “Sí”,
acercó el Cielo a la tierra, haciéndose “generadora de Dios y nodriza de
nuestra vida”, como afirma San Romano el Meloda en un antiguo cántico (Canticum
XXV en Nativitatem B. Mariae Virginis, en J.B. PITRA, Analecta Sacra t. I,
París 1876, 198). En el siglo VII san Sofronio de Jerusalén elogia la grandeza
de María porque en Ella el Espíritu Santo ha hecho morada: “Tú superas todos
los dones que la magnificencia de Dios haya jamás concedido a persona humana
alguna. Más que todas eres rica de la posesión de Dios que habita en ti”.
(Oratio II, 25 in SS. Deiparæ Annuntiationem: PG 87, 3, 3248 AB). Y san Beda el
Venerable explica: «María es bendita entre la mujeres, porque con el decoro de
la virginidad ha gozado de la gracia de ser generadora de un hijo que es Dios
(Hom I, 3: CCL 122, 16).
También
a nosotros nos es donada la “plenitud de la gracia” que tenemos que hacer
resplandecer en nuestra vida, porque “el Padre de nuestro Señor Jesucristo
-escribe San Pablo- nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes
espirituales… y nos ha elegido antes de la creación del mundo para que fuéramos
santos e inmaculados… Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos” (Ef 1, 3-5).
Esta filiación la recibimos por medio de la Iglesia, en el día del Bautismo.
A
tal propósito, santa Hidelgarda de Bingene escribe: “La Iglesia es, por lo
tanto, la virgen madre de todos los cristianos. En la fuerza secreta del
Espíritu Santo la concibe y la da a la luz ofrendándola a Dios de modo que
seamos llamados también hijos de Dios (Scivias, visio III, 12: CCL Continuatio
Mediævalis XLIII, 1978, 142). Entre los muchísimos cantores de la belleza
espiritual de la Madre de Dios, resalta san Bernardo de Chiaravalle que afirma
que la invocación “Ave María llena de gracia” es “agradable a Dios, a los
ángeles y a los hombres. A los hombres, gracias a la maternidad, a los Ángeles,
gracias a la virginidad, a Dios gracias a la humildad” (Sermo XLVII, De
Annuntiatione Dominica: SBO VI,1, Roma 1970, 266).
Queridos
amigos, en la espera de realizar esta tarde, como es costumbre, el homenaje a
María Inmaculada en Plaza España, dirijamos ahora nuestra férvida oración a
Aquella que intercede ante Dios, para que nos ayude a celebrar con fe la
Navidad del Señor que se acerca.
Fuente:
* Nuestra Biblia Abierta. El Libro del Pueblo de Dios. Editorial San Pablo
No hay comentarios :
Publicar un comentario