Debemos aprender a ser como ese niño viviendo nosotros también en completo abandono, confianza y alegría.
¡Vean la alegría del Niño Jesús y la alegría de la Navidad! Nunca estén tristes, nunca dejen que algo les quite la alegría. La Navidad nos muestra cuánto el cielo aprecia la humildad, el abandono, la pobreza, porque el mismo Dios, que nos ha creado a todos nosotros, se hizo tan pequeño, tan pobre, tan humilde.
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