martes, 31 de julio de 2012

La Imitación de Cristo. Libro 1. Capítulo 6. Todas las veces...


INCLINACIONES DESORDENADAS

      1. Todas las veces que un hombre desea algo contrario a la voluntad de Dios, inmediatamente pierde la tranquilidad de espíritu. El soberbio y el avaro nunca están tranquilos: por el contrario, el pobre y el humilde de corazón gozan de la serenidad de la paz.

  El hombre que interiormente no es mortificado cae fácilmente en la tentación y es vencido por cosas pequeñas y viles.
El débil de espíritu y aún inclinado a los deseos carnales y a los sentidos, difícilmente puede abstenerse del todo de los anhelos terrenales. Cuando se sustrae a ellos, con frencuencia se entristece y si alguien le contradice se enoja con prontitud.

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