lunes, 23 de julio de 2012

Domingo 16° Tiempo Ordinario Ciclo B 22-07-12


Llamados a vivir en comunidad

De vuelta de sus andanzas entre las aldeas, los apóstoles volvieron contentos. “Lo que habían enseñado” era su testimonio de fraternidad, que seguía dando fruto. Jesús los invita a descansar en un lugar solitario. El verbo “ descansar” usado por Marcos aparece generalmente en contextos de dificultades, guerras , actividades extenuantes. Les había ido bien, pero había sido nada fácil. Habían aprendido a soportarse mutuamente, y ahora podían estar juntos sin celos. El verbo “comer” apuntaría no tanto a tomar alimento, sino a compartir en familia (Hech 10, 41). La comunidad cristiana cuando comparte y es solidaria, atrae a los que buscan la vida: “de todo lado la gente fue allá corriendo”. No se molestaron los discípulos por habérseles echado a perder las vacaciones, a l contario estaban felices, ya que habían practicado y predicado vivir juntos como hermanos. Jesús, sin embargo, levantó la mirada y se apenó: la gente acudía de todas partes. Era evidente que tenían hambre de participar de su familia, con él y sus discípulos. ¿Quiénes habrán sido los pastores ausentes de que habla el texto? En la tierra de Jesús los que crían ovejas tienen rebaños muy pequeños. Los pastores estaban sin duda (Mc 1, 22), pero no estaban en grado de construir comunidad. Por eso Jesús llama a vivir en el amor, en la familia, en la comunidad, en el trabajo y en la sociedad.

P. Aldo Ranieri

PRIMERA LECTURA
Jer 23, 1-6

Lectura del libro de Jeremías.

      ¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! 
''oráculo del Señor". Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones ''oráculo del Señor''. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna ''oráculo del Señor''. Llegarán los días ''oráculo del Señor'' en que suscitaré para David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".

Palabra de Dios.

SALMO
Sal 22, 1-6

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. 

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. 

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. 

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.

SEGUNDA LECTURA
Ef 2, 13-18

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.

      Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.

EVANGELIO
Mc 6, 30-34

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Palabra del Señor.


En español, la alocución de Benedicto XVI previa al Angelus del domingo 22 de julio de 2012

      La Palabra de Dios de este domingo, nos vuelve a proponer un tema fundamental y siempre fascinante de la Biblia: nos recuerda que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto significa que Dios quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos prados, donde podamos alimentarnos y descansar; no quiere que nos perdamos y que muramos, sino que alcancemos la meta de nuestro camino, que es justamente la plenitud de la vida.

     Es aquello que desea cada padre y cada madre por sus propios hijos: el bien, la felicidad, la realización. En el Evangelio Jesús se presenta como Pastor de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una mirada ‘pastoral’- Por ejemplo, en el Evangelio de este domingo, se dice que “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc 6,34). Jesús encarna a Dios Pastor con su modo de predicar y con sus obras, cuidando a los enfermos y pecadores, de aquellos que se han “perdido” (Lc 19,10), para llevarlos de nuevo al seguro, a la misericordia del Padre.


      Entre las “ovejas perdidas” que Jesús salvó hay también una mujer de nombre María, originaria del poblado de Magdala, junto el Lago de Galilea, y por esto llamada Magdalena. Hoy se celebra su memoria litúrgica en el calendario de la Iglesia. El Evangelista Luca dice que Jesús hizo salir de ella siete demonios (Lc 8,2), es decir, la salvó de un total sometimiento al maligno. ¿En qué consiste esta sanación profunda que Dios obra mediante Jesús? Consiste en una paz verdadera, completa, fruto de la reconciliación de la persona en sí misma y en todas sus relaciones: con Dios, con los otros, con el mundo. En efecto, el maligno siempre busca arruinar la obra de Dios, sembrando división el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre el hombre y Dios, en las relaciones interpersonales, sociales, internacionales, y también entre el hombre y la creación. El maligno, siembra guerra; Dios crea paz. Es más, como afirma San Pablo, Cristo “es nuestra paz, él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba y aboliendo en su propia carne la ley con sus mandamientos y prescripciones” (Ef 2,14). Para realizar esta obra de reconciliación radical, Jesús, el Pastor Bueno, tuvo que hacerse Cordero, “El Cordero de Dios… que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). Sólo así pudo realizar la estupenda promesa del Salmo: “Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por muy largo tiempo. (23/22,6)

      Queridos amigos, estas palabras nos hacen latir el corazón, porque expresan nuestro deseo más profundo, dicen aquello por lo cual fuimos hechos: la vida, la vida eterna!. Son las palabras de quien, como María Magdalena, ha experimentado Dios en la propia vida y conoce su paz. Palabras más que nunca verdaderas en la boca de la Virgen María, que ya vive por siempre en los prados del Cielo, a donde la condujo el Cordero Pastor. María, Madre de Cristo, nuestra paz, ruega por nosotros.

Fuente: 
Publicado con el permiso de San Pablo y Ecclesia Digital




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