domingo, 7 de abril de 2013

Fiesta de la Divina Misericordia 7-04-13



          La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).

         Jesús pidió a Santa Faustina que esta fiesta se celebre el primer Domingo luego de Pascua. 

          Por decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el nombre de este día litúrgico ha sido modificado a "Segundo Domingo de Pascua" o de la Divina misericordia".

          Toda persona puede recibir las gracias extraordinarias que Jesús concede en esta fiesta especial. Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda:

* rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia
*confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y 
*recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.

Elementos del mensaje y la devoción.

         Por medio de Santa Faustina, el Salvador misericordioso ha dado al mundo doliente nuevos canales para derramar su gracia.
                                           
Estos canales incluyen:

*La Imagen de la Divina Misericordia, 
*La Fiesta de la misericordia (el Domingo de la Divina misericordia),
*La Coronilla, 
*La Novena a la Divina Misericordia y 
*La Oración a las 3 de la tarde (la Hora de la Gran Misericordia).

   La imagen que ven en este post es la primera imagen pintada por el pintor Eugeniusz Kazimirowski.

La esencia de la devoción a la Divina Misericordia


     La confianza.

          Define nuestra actitud ante Dios. Abarca nos solo la virtud de la esperanza, sino también la virtud de la fe viva, la humildad, la perseverancia y el arrepentimiento por las culpas. Es, simplemente, la actitud del niño que en cada momento confía ilimitadamente en el amor misericordioso y la omnipotencia del Padre celestial.

          La confianza es la esencia de la devoción a la Divina Misericordia, hasta tal punto que sin ella, dicha devoción no existe. Ello se debe a que el acto de confianza es la primera y fundamental expresión de la adoración a la DivinaMisericordia. La actitud de confianza ya de por sí (sin practicar otras formas de culto) garantiza las gracias de la Divina Misericordia a la persona que confía. Deseo conceder – prometió el Señor Jesús – gracias  inimaginables a las almas que confían en mi misericordia (687). Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina (1520).

          La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias. Las gracias de mi misericordia – dijo Jesús a sor Faustina – se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo (1578). El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella (1273). Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad (1541).

     La misericordia

          Define nuestra actitud ante cada persona. El Señor Jesús dijo a sor Faustina: Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia: la primera – es la acción, la segunda – la palabra y la tercera – la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De ese modo el alma alaba y adora mi misericordia (742).

          La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias. Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio (1317).

          El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día. Debes saber, hija mía – dijo Jesús a sor Faustina – que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo(…) Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas (1777).

 La imagen de la Divina Misericordia

          Su origen se vincula con la visión que Sor Faustina tuvo en Plock, el 22 de febrero de 1931 y durante la cual Cristo le expresó su voluntad de que pintara tal imagen y pusiera abajo la siguiente inscripción: Jesús, en vos confío.

          La imagen presenta a Cristo resucitado con las señales de la crucifixión en las manos y en los pies. Del corazón traspasado (invisible en la imagen) salen dos rayos: rojo y pálido. Jesús preguntado por lo que significaban, explicó: El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas, el rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por una lanza (299). Estos rayos representan, pues, los sacramentos y todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos – dijo Jesús – porque no le alcanzará la justa mano de Dios (299).


          La imagen presenta, pues, la inmensa misericordia de Dios que fue revelada plenamente en el misterio pascual de Cristo y que se realiza en la Iglesia con mayor plenitud a través de los sacramentos. La imagen ha de desempeñar el papel de un recipiente para recoger gracias y de una señal que ha de recordar a los fieles la necesidad de confiar en Dios y de ejercer misericordia hacia el prójimo. De la actitud de confianza hablan las palabras puestas en la parte de debajo de la imagen: Jesús, en vos confío. Esta imagen – dijo el Señor Jesús – ha de recordar las exigencias de mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea es inútil (742).

          El culto a la imagen consiste en una oración confiada acompañada de obras de misericordia. Con tal comprensión del culto a la imagen, Jesús relació las siguientes promesas: la gracia de la salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una muerte feliz y todas las demás gracias y beneficios temporales que las personas misericordiosas le pedirán con confianza.

          Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente esta imagen con la inscripción : Jesús en vos confío (327). Por medio de esta imagen colmaré de gracias a las almas, por eso que todas las almas tengan acceso a ella (570). Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, en la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria (48).

          Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, que dolor me dan cuando no quieren aceptarlas (…) Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y yo la llenaré de paz (1074). La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia (300).

           Habla al mundo de mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misricordia mía. Es la señal de los últimos tiempos. Después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la fuente de mi misericordia, que se beneficien de la sangre y del agua que brotó para ellos (848). Antes de venir como el Juez justo, abro de par en par las puertas de mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de mi misericordia, deberá pasar por la puerta de mi justicia (1146).

La imagen de Jesús, la Divina Misericordia, debe tener un lugar especial de honor en la Fiesta de la Misericordia, un recordatorio visible de todo lo que Jesús hizo por nosotros a través de su Pasión, Muerte y Resurreción. Debe ser, además, un recordatorio de los que Él nos pide a cambio: confiar en Él y ser misericordioso con los demás.
Quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella (Diario,341). Una promesa especial de misericordia.
La promesa que nuestro Señor de conceder el perdón total de los pecados y los castigos en la Fiesta de Misericordia está documentada tres veces en el Diario de Santa María Faustina. Cada referencia es un poco distinta:

           Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia (Diario, 1109)

          Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas (Diario, 300)

           El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas ( Diario, 699).

  Gracias extraordinarias 

           Una cosa parece bien clara: por medio de esta promesa, nuestro Señor está enfatizando el valor infinito de la Confesión y la comunión como milagros de misericordia.

         Quiere que nos demos cuenta que , ya la Eucaristía es Su Propio Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, ella es la "Fuente de Vida" (Diario, 300). La Eucaristía es Jesús mismo, el Dios Vivo, que anhela derramarse en nuestros corazones como Misericordia.

         ¿Por qué nuestro Señor sentiría la necesidad de enfatizar esto? Porque mucha gente realmente no lo entiende, o no ven la necesidad de recibir la Santa comunión o la reciben simplemente por costumbre.
Como explica San Pablo en su Carta a los Corintios, ellos comen el pan o beben el caliz del Señor indignamente, "sin reconocer el Cuerpo [del Señor]" (1 Cor. 11, 27-29).

         En sus revelaciones a Santa Faustina, nuestro Señor deja bien claro lo que está ofreciéndonos en la Santa comunión y cuánto le duele cuando tratamos Su presencia con indiferencia.

           Mi gran deleite es unirme con las almas... Cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, que triste es para mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta (Diario, 1385).

          Pues entonces, la promesa del perdón total, hecha por nuestro Señor, es un recordatorio y un llamado. Es un recordatorio de que Él está verdaderamente presente y verdaderamente vivo en la Eucaristía, lleno de amor para nosotros y esperando que nos dirijamos a Él con confianza. Y es un llamado para que todos nos purifiquemos en su Amor por medio de la Confesión y la santa Comunión - sin importar la gravedad de nuestros pecados - y que empecemos  de nuevo nuestra vida.... Él nos ofrece un nuevo comienzo, una pizarra limpia.                                                                                                              

  Acto de confianza en la Divina Misericordia

          Oh, Jesús misericordiosísimo, tu bondad es infinita y el tesoro de tus gracias incalculable. Confío sin límites en tu misericordia que está por encima de todos tus actos. Me abandono en ti enteramente y sin reparos para, de este modo, poder vivir y caminar hacia la perfección cristiana.
Deseo propagar tu misericordia mediante obras de misericordia corporales y espirituales, procurando especialmente la conversión de los pecadores, consolando y asistiendo a los que necesitan ayuda, a enfermos y aflijidos.
Protégeme, oh Jesús, como tu propiedad y tu gloria. A veces tiemblo al darme cuenta de mi debilidad, pero a la vez tengo una confianza infinita en tu misericordia. ¡Que toda la gente conozca, con tiempo, la insondable profundidad de tu misericordia, tenga confianza en ella y la glorifique por siempre! Amén.

  La fiesta de la Divina Misericordia

           De acuerdo con el deseo del Señor Jesús, la fiesta ha de celebrarse el primer domingo después de Pascua, lo que indica una estrecha relación que hay entre el misterio de redención y esta fiesta. La liturgia de ese día alaba con la máxima plenitud a Dios en el misterio de su misericordia.
La fiesta de la Misericordia ha de ser no solamente un día de adoración especial a Dios en este misterio, sino también un día en que Dios colma de gracias a toda la humanidad y en especial a los pecadores. El Señor Jesús vinculó grandes promesas a esta fiesta. La más grande la unió con la santa Comunión que se reciba ese día y es la promesa del perdón total de las culpas y de las penas, es decir, de la gracia que recibimos solamente en el sacramento del bautismo. La magnitud de esta fiesta consiste también en que todos, incluso quienes se convierten ese día, pueden recibir todo lo que pidan si lo que piden, está conforme a la voluntad de Dios.
Deseo – dijo Jesús a Sor Faustina – que esta imagen (…) sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua; ese día debe ser la fiesta de la Misericordia (49). Deseo que la fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como escarlata (699).
La fiesta de la misericordia brotado de [mis] entrañas para el consuelo del mundo entero (1517) y está confirmada en el abismo de mis tiernas gracias (420).

           Prepara a la fiesta de la Misericordia la novena que consiste en rezar la coronilla a la Divina Misericordia durante 9 días, a partir del Viernes Santo. En el Diario de Sor Faustina hay también otra novena que el Señor dictó para ella y dio una promesa pero destinada sólo para ella. Los fieles también pueden rezarla por piedad.

  

No hay comentarios :

Publicar un comentario