¡El mundo brilla de alegría!
¡Se renueva la faz de la tierra!
¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!
Lectura bíblica: Rom 8, 14-17
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Han recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: "¡Abbá! (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio de que somos hijos de Dios, y si somos hijos , también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados. Palabra de Dios
Invocaciones
Unámonos en la alabanza y la oración a todos los que han sido justificados por el Espíritu de Dios. Digamos:
Que tu Espíritu, Señor, venga en nuestra ayuda.
Señor Jesús, haz que nos dejemos guiar durante todo el día por el Espíritu Santo y que siempre nos comportemos como hijos de Dios.
Que tu Espíritu, Señor, venga en nuestra ayuda.
Convierte en generosidad nuestro egoísmo, para que nuestro gozo esté más en dar que en recibir.
Que tu Espíritu, Señor, venga en nuestra ayuda.
Padre nuestro
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros Tu Reino.
Hágase Tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.
Oración final
¡Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones! Derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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