La
Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los
corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos
ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el
derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que
Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que
tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre
misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y
oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil"
(Diario, 742).
Jesús pidió a Santa Faustina que esta fiesta se celebre el primer Domingo luego de
Pascua.
Por decreto de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, el nombre de este día litúrgico ha sido
modificado a "Segundo Domingo de Pascua" o de la Divina
misericordia".
Toda persona puede recibir las gracias extraordinarias que
Jesús concede en esta fiesta especial. Con el fin de celebrar
apropiadamente esta festividad, se recomienda:
* rezar
la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia;
*confesarse -para la cual es indispensable realizar
primero un buen examen de conciencia-, y
*recibir
la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
Elementos
del mensaje y la devoción.
Por medio
de Santa Faustina, el Salvador misericordioso ha dado al mundo doliente nuevos
canales para derramar su gracia.
Estos canales incluyen:
*La Imagen de la Divina
Misericordia,
*La Fiesta de la misericordia
(el Domingo de la Divina misericordia),
*La Coronilla,
*La Novena a la Divina
Misericordia y
*La Oración a las 3 de la tarde
(la Hora de la Gran Misericordia).
La imagen que ven en este post
es la primera imagen pintada por el pintor
Eugeniusz Kazimirowski.
La
esencia de la devoción a la
Divina Misericordia
La confianza.
Define nuestra actitud ante Dios. Abarca nos solo la
virtud de la esperanza, sino también la virtud de la fe viva, la humildad, la
perseverancia y el arrepentimiento por las culpas. Es, simplemente, la actitud
del niño que en cada momento confía ilimitadamente en el amor misericordioso y
la omnipotencia del Padre celestial.
La confianza es la esencia de la devoción a la Divina Misericordia, hasta tal punto que sin
ella, dicha devoción no existe. Ello se debe a que el acto de confianza es la
primera y fundamental expresión de la adoración a la DivinaMisericordia. La actitud de confianza ya de por sí
(sin practicar otras formas de culto) garantiza las gracias de la Divina Misericordia a la persona que confía. Deseo conceder – prometió el Señor Jesús – gracias inimaginables a las
almas que confían en mi misericordia (687). Que se acerquen a ese mar de
misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los
justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi
misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina (1520).
La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a
la vez la condición para recibir gracias. Las
gracias de mi misericordia –
dijo Jesús a sor Faustina – se
toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma,
tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y
sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan
mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo (1578). El alma que confía en mi
misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella (1273).
Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha
sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi
bondad (1541).
La misericordia
Define nuestra actitud ante cada persona. El Señor Jesús
dijo a sor Faustina: Exijo de
ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar
misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte
ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia: la primera – es la
acción, la segunda – la palabra y la tercera – la oración. En estas tres formas
se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del
amor hacia mí. De ese modo el alma alaba y adora mi misericordia (742).
La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra
condición para recibir gracias. Si
el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi
misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los
tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi
juicio (1317).
El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos
una obra de misericordia al día. Debes saber, hija mía – dijo Jesús a sor
Faustina – que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia
las gracias se derraman sobre todo el mundo(…) Deseo que tu corazón sea la sede
de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo
a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin
confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas (1777).
La imagen de la
Divina Misericordia
Su origen se vincula con la visión que Sor Faustina tuvo
en Plock, el 22 de febrero de 1931 y durante la cual Cristo le expresó su
voluntad de que pintara tal imagen y pusiera abajo la siguiente inscripción:
Jesús, en vos confío.
La imagen presenta a Cristo resucitado con las señales de
la crucifixión en las manos y en los pies. Del corazón traspasado (invisible en
la imagen) salen dos rayos: rojo y pálido. Jesús preguntado por lo que
significaban, explicó: El rayo
pálido simboliza el agua que justifica a las almas, el rayo rojo simboliza la
sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más
profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la
cruz por una lanza (299). Estos rayos representan, pues, los sacramentos y
todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua.
Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos – dijo Jesús – porque no le
alcanzará la justa mano de Dios (299).
La imagen presenta, pues, la inmensa misericordia de Dios
que fue revelada plenamente en el misterio pascual de Cristo y que se realiza
en la Iglesia con mayor plenitud a través de los
sacramentos. La imagen ha de desempeñar el papel de un recipiente para recoger
gracias y de una señal que ha de recordar a los fieles la necesidad de confiar
en Dios y de ejercer misericordia hacia el prójimo. De la actitud de confianza
hablan las palabras puestas en la parte de debajo de la imagen: Jesús, en vos
confío. Esta imagen – dijo el Señor Jesús – ha de recordar las exigencias de mi
misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea es inútil (742).
El culto a la imagen consiste en una oración confiada
acompañada de obras de misericordia. Con tal comprensión del culto a la imagen,
Jesús relació las siguientes promesas: la gracia de la salvación eterna,
grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una
muerte feliz y todas las demás gracias y beneficios temporales que las personas
misericordiosas le pedirán con confianza.
Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de
venir a la fuente de la
Misericordia para recoger
gracias. Ese recipiente esta imagen con la inscripción : Jesús en vos confío
(327). Por medio de esta imagen colmaré de gracias a las almas, por eso que
todas las almas tengan acceso a ella (570). Prometo que el alma que venere esta
imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra la victoria sobre los
enemigos y, sobre todo, en la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi
gloria (48).
Me queman las llamas de la misericordia, deseo
derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, que dolor me dan cuando no
quieren aceptarlas (…) Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón
misericordioso y yo la llenaré de paz (1074). La humanidad no encontrará la paz
hasta que no se dirija con confianza a mi misericordia (300).
Habla al mundo de mi misericordia para que toda la
humanidad conozca la infinita misricordia mía. Es la señal de los últimos
tiempos. Después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo,
que recurran, pues, a la fuente de mi misericordia, que se beneficien de la
sangre y del agua que brotó para ellos (848). Antes de venir como el Juez
justo, abro de par en par las puertas de mi misericordia. Quien no quiere pasar
por la puerta de mi misericordia, deberá pasar por la puerta de mi justicia
(1146).
La imagen de Jesús, la Divina Misericordia, debe tener un
lugar especial de honor en la Fiesta de la Misericordia, un recordatorio
visible de todo lo que Jesús hizo por nosotros a través de su Pasión, Muerte y
Resurreción. Debe ser, además, un recordatorio de los que Él nos pide a cambio:
confiar en Él y ser misericordioso con los demás.
Quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer
domingo después de Pascua y que se la venere públicamente para que cada alma
pueda saber de ella (Diario,341). Una promesa especial de misericordia.
La promesa que nuestro Señor de conceder el perdón total
de los pecados y los castigos en la Fiesta de Misericordia está documentada
tres veces en el Diario de Santa María Faustina. Cada referencia es un poco
distinta:
Deseo conceder el perdón total a las almas que se
acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi
Misericordia (Diario, 1109)
Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el
perdón total de las culpas y de las penas (Diario,
300)
El alma
que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las
culpas y de las penas ( Diario, 699).
Gracias extraordinarias
Una cosa parece bien
clara: por medio de esta promesa, nuestro Señor está enfatizando el valor
infinito de la Confesión y la comunión como milagros de misericordia.
Quiere
que nos demos cuenta que , ya la Eucaristía es Su Propio Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad, ella es la "Fuente de Vida" (Diario, 300). La Eucaristía
es Jesús mismo, el Dios Vivo, que anhela derramarse en nuestros corazones como
Misericordia.
¿Por
qué nuestro Señor sentiría la necesidad de enfatizar esto? Porque mucha gente
realmente no lo entiende, o no ven la necesidad de recibir la Santa comunión o
la reciben simplemente por costumbre.
Como
explica San Pablo en su Carta a los Corintios, ellos comen el pan o beben el
caliz del Señor indignamente, "sin reconocer el Cuerpo [del Señor]"
(1 Cor. 11, 27-29).
En sus
revelaciones a Santa Faustina, nuestro Señor deja bien claro lo que está
ofreciéndonos en la Santa comunión y cuánto le duele cuando tratamos Su
presencia con indiferencia.
Mi gran
deleite es unirme con las almas... Cuando llego a un corazón humano en la Santa
Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al
alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, me dejan solo y se ocupan
de otras cosas. Oh, que triste es para mí que las almas no reconozcan al Amor.
Me tratan como una cosa muerta (Diario,
1385).
Pues
entonces, la promesa del perdón total, hecha por nuestro Señor, es un
recordatorio y un llamado. Es un recordatorio de que Él está verdaderamente
presente y verdaderamente vivo en la Eucaristía, lleno de amor para nosotros y
esperando que nos dirijamos a Él con confianza. Y es un llamado para que todos
nos purifiquemos en su Amor por medio de la Confesión y la santa Comunión - sin
importar la gravedad de nuestros pecados - y que empecemos de nuevo nuestra vida.... Él nos
ofrece un nuevo comienzo, una pizarra limpia.
Acto de confianza en la Divina Misericordia
Oh, Jesús misericordiosísimo, tu bondad es infinita y el
tesoro de tus gracias incalculable. Confío sin límites en tu misericordia que
está por encima de todos tus actos. Me abandono en ti enteramente y sin reparos
para, de este modo, poder vivir y caminar hacia la perfección cristiana.
Deseo propagar tu misericordia mediante obras de
misericordia corporales y espirituales, procurando especialmente la conversión
de los pecadores, consolando y asistiendo a los que necesitan ayuda, a enfermos
y aflijidos.
Protégeme, oh Jesús, como tu propiedad y tu gloria. A
veces tiemblo al darme cuenta de mi debilidad, pero a la vez tengo una
confianza infinita en tu misericordia. ¡Que toda la gente conozca, con tiempo,
la insondable profundidad de tu misericordia, tenga confianza en ella y la
glorifique por siempre! Amén.
La fiesta de la
Divina Misericordia
De acuerdo con el deseo del Señor Jesús, la fiesta ha de
celebrarse el primer domingo después de Pascua, lo que indica una estrecha
relación que hay entre el misterio de redención y esta fiesta. La liturgia de
ese día alaba con la máxima plenitud a Dios en el misterio de su misericordia.
La fiesta de la
Misericordia ha de ser no
solamente un día de adoración especial a Dios en este misterio, sino también un
día en que Dios colma de gracias a toda la humanidad y en especial a los
pecadores. El Señor Jesús vinculó grandes promesas a esta fiesta. La más grande
la unió con la santa Comunión
que se reciba ese día y es la promesa del perdón total de las
culpas y de las penas, es decir, de la gracia que recibimos solamente en el
sacramento del bautismo. La magnitud de esta fiesta consiste también en que
todos, incluso quienes se convierten ese día, pueden recibir todo lo que pidan
si lo que piden, está conforme a la voluntad de Dios.
Deseo – dijo Jesús a Sor Faustina – que esta imagen (…)
sea bendecida solemnemente el primer domingo después de Pascua; ese día debe
ser la fiesta de la Misericordia (49). Deseo que la fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las
almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las
entrañas de mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que
se acerquen al manantial de mi misericordia. El alma que se confiese y reciba
la santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese
día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen
las gracias. Que ningún alma tema acercarse a mí, aunque sus pecados sean como
escarlata (699).
La fiesta de la misericordia brotado de [mis] entrañas
para el consuelo del mundo entero (1517) y está confirmada en el abismo de mis
tiernas gracias (420).
Prepara a
la fiesta de la Misericordia la novena que consiste en rezar la
coronilla a la Divina Misericordia durante 9 días, a partir del Viernes
Santo. En el Diario de Sor Faustina hay también otra novena que el Señor dictó
para ella y dio una promesa pero destinada sólo para ella. Los fieles también
pueden rezarla por piedad.
Novena antes de la fiesta de la Misericordia.
No hay comentarios :
Publicar un comentario