HACIENDOTE PAN
Comenzaste a hacerte pan en Belén,
Sol pequeñito en nuestra noche.
Aprendiste en Nazareth, de ellos dos,
el gesto manso
de la entrega.
Pibe que en Jerusalén te abrazaste
de una vez a las cosas de tu Padre.
Debe tu cuerpo crecer para poderse
ofrecer
como pan a nuestro hambre.
MI CUERPO ES ESTO,
MI SANGRE ES ESTA
QUE POR USTEDES DOY.
COMAN Y VIVAN,
CREAN Y VIVAN,
QUE PARA SIEMPRE
SOY...
SOY YO. SOY YO.
Se multiplicó tu amor, se partió;
todos saciados, aún sobraba.
Se mostró tu intimidad: eres Pan,
que sólo vive por donarse.
Noche de Jerusalén, “Cristo-Pan,
entrégate eres Tú
nuestro Cordero”.
Cena, huerto, beso y Cruz
y tu entrega, Pan-Jesús,
fue más fuerte que el madero.
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