4. En esta vida, toda obra, por buena que sea, se junta
con alguna imperfección; y todo razonamiento, por profundo que sea, no va
exento de oscuridad. Por lo tanto el humilde conocimiento de ti mismo
constituye el camino que te llevará más seguramente a Dios que una docta
discusión filosófica.
Desde ya la ciencia no es una culpa, y menos todavía el
simple conocimiento de las cosas –que es, en sí, un bien y es ordenado por
Dios-, pero siempre es preferible la recta conciencia y la vida virtuosa.
Muchos se extravían y no producen frutos buenos, o producen muy pocos, porque
se preocupan más en adquirir la ciencia que la santidad de vida.
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