¡Señor mío
y Dios mío Jesucristo! Adoro reverentemente tu Corazón, inflamado en amor
nuestro y herido por
nuestros pecados. Quiero ratificar cada día mi consagración
bautismal a Ti y servirte fielmente según ella
por amor.
Me uno a tus designios de redención y salvación y quiero
hacer del Sacrificio de la Cruz y de la misa el centro de mi vida, que me
impulses a crecer en tu amor y cooperar a la expansión de tu Reino en
el mundo entero.
¡Oh Jesús, vivo
y glorioso en el cielo y en el Sagrario! Me entrego del todo a ti y confío
plenamente en ti todos los momentos de mi vida y sobre todo en la
hora de mi muerte que acepto humildemente desde este momento como la
mayor muestra de acatamiento y gratitud al amor de tu Corazón.
¡Oh
Corazón de Jesús, me entrego a Ti por manos de tu Madre! Espero que no
quedará frustrada mi esperanza.
Sagrado Corazón
de Jesús, en Vos confío. Amén.
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Fuente: Devocionario para el cristiano
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