Feliz año nuevo a todos! En este primer día del 2013 quiero hacer llegar
a cada hombre y mujer del mundo la bendición de Dios. Lo hago con la antigua
fórmula contenida en la Sagrada Escritura: «Que el Señor te bendiga y te
proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26).
Como la luz y el calor del sol, son
una bendición para la tierra, así la luz de Dios lo es para la humanidad,
cuando Él hace brillar sobre ella su rostro. Y esto sucedió con el nacimiento
de Jesucristo. Dios ha hecho resplandecer para nosotros su rostro: al inicio en
modo muy humilde, escondido –en Belén solamente María y José y algunos pastores
fueron testigos de esta revelación-; pero poco a poco, como el sol que del alba
llega al mediodía, la luz de Cristo ha crecido y se h a difundido en todas
partes. Desde el breve tiempo de su vida terrena, Jesús de Nazaret hizo
resplandecer el rostro de Dios sobre la Tierra Santa; y luego, mediante la Iglesia
animada por su Espíritu, extendió a todas las gentes el Evangelio de la paz. «
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por
él!”» (Lc 2,14). Este es el canto de los ángeles en Navidad, y es el canto de
los cristianos bajo cada cielo; un canto que desde los corazones y los labios
pasa mediante gestos concretos, en las acciones del amor que construyen
diálogo, comprensión y reconciliación.
Por esto, ocho días después de
Navidad, cuando la Iglesia, como la Virgen Madre María, muestra al mundo a
Jesús recién nacido, Príncipe de la Paz, celebramos la Jornada Mundial de la
Paz. Sí, aquel Niño, que es el Verbo de Dios hecho carne, vino para traer a los
hombres una paz que el mundo no puede dar (cfr Jn 14,27). Su misión es la de romper
el «muro de enemistad que los separaba» (cfr Ef 2,14). Y cuando a las orillas
del lago de Galilea, Él proclama sus «Bienaventuranzas», entre estas está
también «Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de
Dios» (Mt 5,9). ¿Quiénes son los que trabajan por la paz? Son todos aquellos
que, día a día, buscan de vencer el mal con el bien, con la fuerza de la
verdad, con las armas de la oración y del perdón, con el trabajo honesto y bien
hecho, con la búsqueda científica al servicio de la vida, con las obras de
misericordia corporal y espiritual. Los que trabajan por la paz son muchos,
pero no hacen ruido. Como levadura en la masa, hacen crecer a la humanidad
según el diseño de Dios.
En este primer Angelus del
nuevo año, pedimos a María Santísima Madre de Dios, que nos bendiga, como la
madre bendice a sus hijos que deben partir de viaje. Un nuevo año es como un
viaje: que con la luz y la gracia de Dios, pueda ser un camino de paz para cada
hombre y cada familia, para cada País y para el mundo entero.
Traducción: Patricia L. Jáuregui
Romero – Radio Vaticano / @pjuregui
Fuente: Ecclesia Digital
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