Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Sacerdote: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
Fieles: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Sacerdote: Tú, que sufriste heridas por nosotros.
Sacerdote: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
Fieles: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Sacerdote: Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos". (Lucas 23, 27-28).
Jesús (Sacerdote): Oh, cuánto me agrada la
fe viva (1420). Deseo que haya en ustedes más fe en el momento actual (352).
Santa Faustina (Fieles): Te ruego ardientemente,
Señor, que dejes reforzar mi fe para que en mi gris vida cotidiana no me guíe
según la consideraciones humanas, sino según el espíritu. Oh, como todo atrae
al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una esfera más
alta y al amor propio le asigna el lugar que le corresponde, es decir, el
último (210).
Señor misericordioso, gracias por el santo
Bautismo y la gracia de la fe. Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo,
aumenta mi fe!
Sacerdote: Tú, que sufriste heridas por nosotros.
Fieles: Cristo Jesús, ten misericordia de nosotros.
Canto: Jesús, la imagen de Dios Padre
El que era Todopoderoso,
cargó con nuestra esclavitud;
y obedeció hasta la muerte,
hasta la muerte,
hasta la muerte de la Cruz.
Proclame al mundo nuestra voz
que sólo Cristo es el Señor.
Canto: Jesús, la imagen de Dios Padre
El que era Todopoderoso,
cargó con nuestra esclavitud;
y obedeció hasta la muerte,
hasta la muerte,
hasta la muerte de la Cruz.
Proclame al mundo nuestra voz
que sólo Cristo es el Señor.
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