domingo, 31 de marzo de 2013

Novena a la Divina Misericordia. Día 3


Deseo - dijo el Señor Jesús a Sor Faustina - que durante esos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda la gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de mi misericordia. Y a todas estas almas yo las introduciré en la casa de mi Padre (...) cada día pedirás a mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga pasión.

Rezar primero el Acto de Consagración

Acto de Consagración

Oh Jesús Misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu misericordia que supera a todas tus obras, me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de tu Gracia y de tu Amor que brotaron de tu corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres, afligidos y enfermos. Mas Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en Ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amén.

Tercer día.

      Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.

      Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedes a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial.

      Padre eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la Coronilla a la Divina Misericordia

Usamos un rosario común.

·        Al comenzar se reza un Padre Nuestro, un Avemaría, y el Credo.

·        Al iniciar cada decena, en las cuentas grandes del Padre Nuestro decimos:
  
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,  la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero."

·        En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por Su dolorosa Pasión,  ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

·        Al terminar las cinco decenas de la coronilla se repetimos tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de 
nosotros y del mundo entero."

Oración final (opcional) 

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos. (Diario, 950)

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