LA ENSEÑANZA
DE LA VERDAD
1. Feliz aquel que es adoctrinado directamente por la
verdad, así como ella es, y no por figuras y voces que perecen, porque nuestra
opinión y nuestro sentido con frecuencia nos engañan y son de corta mirada.
¿ A qué sirve una amplia y sutil discusión acerca de
cosas ocultas y oscuras por las cuales, en el juicio final, no seremos
considerados responsables si las hemos ignorado? Gran necedad es descuidar lo
útil y necesario para dedicarnos a las curiosidades y a lo perjudicial. Tenemos ojos y no vemos (cfr. Jer. 5,
21).
2. ¿Qué nos importa el problema de los géneros y de las especies?* Aquel a
quien habla el Verbo Eterno no se preocupa de muchas opiniones. De aquella sola
Palabra proceden todas las cosas y todas las cosas proclaman aquella sola
Palabra; ella es el principio que continua hablando a los hombres. Sin esa
Palabra nadie entiende y nadie juzga rectamente.
Solamente quien siente todas las cosas como si fueran
una sola, las lleva hacia la unidad y las ve todas en la unidad, puede poseer
la paz interior y vivir en Dios con toda tranquilidad. Oh Dios, tú que eres la
misma Verdad, haz que yo sea una sola cosa contigo, en un amor sin fin.
A menudo me canso de leer y oir tantas cuestiones: lo
que yo quiero y deseo, únicamente se halla en ti. Callen todos los maestros;
enmudezcan ante ti todas las criaturas: tú sólo háblame.
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